● La hipertensión causa más de 2 millones de muertes al año en
América, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 2025.
Salud en Casa .- Cada 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión, una fecha que refuerza la necesidad de visibilizar esta enfermedad como un problema prioritario de salud pública. Según el reporte 2025 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América, la hipertensión genera más de 2 millones de muertes al año. Esta condición suele desarrollarse sin síntomas evidentes durante años, lo que la convierte en uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
A pesar de que la hipertensión puede emerger de manera
silenciosa, su impacto no debe ser subestimado. En 2024, la OPS señaló que aproximadamente el 37 % de los casos en América Latina no han
sido diagnosticados, y un 15 % de
los diagnosticados no reciben tratamiento adecuado. Estas cifras evidencian
la urgencia de evolucionar el modelo de salud hacia el cuidado proactivo, que
integre prevención, detección, y tratamiento oportuno.
En este contexto, detectar a tiempo las señales de alerta
puede marcar una diferencia en la evolución de una enfermedad cardiovascular.
De acuerdo con el Dr. César Larrauri
Vigna, especialista en Cardiología de Auna, los síntomas pueden presentarse
como dolor de cabeza ,visión borrosa, dificultad para respirar, náuseas,
zumbidos en los oídos, hemorragias nasales, alteraciones en el ritmo cardíaco.
Estas manifestaciones permitirían iniciar intervenciones oportunamente antes de
que se desarrollen complicaciones graves. Sin embargo, puede no haber síntomas
por lo que se recomienda controles médicos periódicos. Con base en ello, el
especialista propone recomendaciones concretas para fomentar una cultura de
cuidado continuo.
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Mantener una dieta saludable: una alimentación
balanceada baja en sodio y grasas saturadas ayuda a mantener la presión
arterial en nivel óptimo para minimizar el riesgo de hipertensión. Asimismo,
esta práctica previene la acumulación de placas en las arterias, reduciendo el
riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
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Fortalecer el sistema cardiovascular: la
actividad física moderada con 150 minutos a la semana, o intensa con 75 minutos
a la semana, mejora la elasticidad de las arterias y el control de la presión
sanguínea. Este hábito es fundamental para reducir el riesgo de hipertensión,
infartos y problemas circulatorios a largo plazo.
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Consumo de alcohol y tabaco: evita el tabaco y
limita el consumo de alcohol. Fumar, incluido el uso de vapeadores, y el
consumo excesivo de alcohol son factores de riesgo que agravan la hipertensión
y afectan directamente al corazón y los vasos sanguíneos.
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Mantener cantidad y calidad de sueño: dormir
entre 7 y 8 horas diarias y practicar técnicas de relajación o manejo del
estrés, preferentemente con el apoyo de un profesional, son fundamentales para
mantener un sistema cardiovascular saludable. La falta de sueño y el estrés
crónico son factores que elevan la presión arterial y afectan negativamente al
corazón.
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Cumplimiento de los chequeos médicos: seguir
el tratamiento médico y la supervisión constante de un especialista son
esenciales para controlar la presión arterial y prevenir complicaciones
severas. Evitar la automedicación y ajustar el tratamiento según la evolución
clínica de cada paciente es crucial para un manejo eficaz.
La prevención es la herramienta más poderosa para proteger
nuestra salud. Según la OPS, reduciendo el consumo de sal y tabaco podríamos evitar hasta 3.5 millones de muertes en las
Américas en los próximos diez años. Controlar la hipertensión no solo
reduce el riesgo de enfermedades cerebrovasculares, amputaciones y cáncer, sino
también de afecciones mentales.
Frente
a esta realidad, además del compromiso individual con hábitos saludables, es
esencial fortalecer el acceso a servicios médicos de calidad y promover una
mayor educación sobre la hipertensión. "En
Auna entendemos que la prevención es clave para lograr sociedades más
saludables. Por eso, trabajamos para evolucionar del modelo de ‘curar’ al de
‘cuidar’, integrando prevención, detección temprana y tratamiento efectivo”, resaltó
el especialista. Este enfoque busca no solo tratar la enfermedad, sino anticiparse
a sus consecuencias, impulsando una cultura de cuidado integral y atención
oportuna ante cualquier síntoma, siempre con el acompañamiento médico adecuado.
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