domingo, 1 de diciembre de 2013

Por temor, por confiados, por el estigma, muchos le temen a la prueba del VIH. Una doctora cuenta las reacciones de la gente antes y después del examen de ELISA. La conclusión es: nunca se fíe, siempre use preservativo.
        
Texto: Juana Gallegos
Fotografía: Ricardo Flores 
 
Suplemento Domingo.- Miedo. Lo primero que se siente en la sala de espera de una clínica es miedo. Algunas de estas personas esperan los resultados de la prueba ELISA, de "Enzyme-linked immunosorbent assay", que quiere decir “ensayo inmonoenzimático ligado a enzimas". En palabras simples, es el análisis de sangre para el descarte del virus de la inmunodeficiencia humana o VIH. 
 
Cuatro horas han transcurrido desde que les sacaron  una muestra de 5 mililitros de sangre. Estas personas esperan mientras su futuro se define tras una de las puertas del laboratorio de la Unidad de Control de ETS-VIH-Sida del Instituto Peruano de Paternidad Responsable (INPPARES). 
Son cinco las preguntas de rutina que se les hace en el área de toma de muestra: ¿nombre? ¿edad? ¿pareja estable? ¿ha tenido una relación sexual de riesgo? ¿un teléfono de referencia? 
 
La gente suele ponerse nerviosa entre la tercera y cuarta pregunta. Otras suelen ponerse muy comunicativas.Por este cubículo pasan hombres que se van de viaje y tienen una aventurilla sin protección y sospechan que pueden tener VIH, jóvenes de entre 15 a 21 años que tuvieron sexo en el baño de alguna discoteca sin usar condón, mujeres gestantes que se han realizado el examen prenatal y resultan seropositivas.  
 
Ya que hoy es 1 de diciembre y ya que el mundo llama a este día como el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, ya que la prensa informa sobre cifras mundiales como que en el mundo 36 millones de personas han muerto a causa de este virus y que en el Perú, unos 25 mil peruanos no saben que son portadores del VIH, sería importante saber porqué la pandemia del VIH sigue creciendo. 
¿Cuándo se realizó usted su última prueba de Elisa? ¿No lo hizo nunca? 
 
MIEDO A ELISA
Un rápido sondeo entre hombres  y mujeres entre los 20 y 40 años arrojó que la mayoría no se realiza la prueba de Elisa por temor, por pánico a saberse seropositivos o por el estigma social que tiene la prueba o porque, sencillamente la consideran innecesaria, porque están sanos, porque no tienen razón para preocuparse, porque su pareja está sana.
 
“La prueba de Elisa tiene una carga fuerte emocional por como se ha vendido. Porque si corremos la cortina, detrás de la prueba hay un comportamiento sexual que los otros suelen criticar”, dice el psicólogo de Inppares, Edgardo Segil.
 
"Ah, te haces la prueba porque eres promiscuo". La gran mayoría piensa que los únicos que podrían ser portadores del virus son tres tipos de personas: la gente que tiene varias parejas sexuales, las trabajadoras sexuales  y los homosexuales. Falso. 

relaciones sin usar protección? Sea usted infiel, promiscuo, fiel o casado. En la ecuación de las relaciones hay de todo. 
 
La doctora Luján comparte las angustias, temores, culpas de casos de gente que ha pasado por su consultorio antes y después de someterse a Elisa. Abajo, sus reacciones. 
 
SOY FIEL 
La gente se hace la prueba por diferentes motivos: para postular a una visa, como requisito para un trabajo, como requisito para casarse, porque anoche no usó condón con un desconocido, porque la enamorada le ha exigido que se haga la prueba para empezar a tener relaciones sin protección. 
"Vino una joven, aeromoza ella, que tuvo cuatro parejas sexuales informales por cuatro años. Hasta que al fin conoce a un argentino y decide formalizar. Le pide el examen de Elisa. Vienen los dos y resulta que ella era la seropositiva", cuenta una de las asistentes de Inppares. 
 
LA REALIDAD ES VARIDÍSIMA
Caso 1: No se trata de fidelidad. El chico de 18 años venía porque había ingresado a la universidad y le pedían la prueba de VIH. El resultado dio positivo. El chico decía que era imposible, que tenía un año de relación con su enamorada de 17 años y que ella era su primera y única pareja. Juró que le era fiel. Para ella él era el segundo. Ella había tenido una pareja antes. La pareja de ella había sido el portador. 
 
Caso 2: No se trata de que estés casado o casada. Un día al consultorio de la doctora. Luján llegó una pareja de esposos. Ella 52 años y él, 63. El esposo tenía problemas con la vesícula. Por los síntomas, el médico le manda a hacerse una prueba de Elisa para descartar. Ese mismo día la señora se entera que su marido, con quien estaba casada por más de 30 años, y con quien tenía tres hijos le había sido infiel y que era seropositivo. Entró en shock. 
 
LA NEGACIÓN
Caso 3: Muchos, después de realizarse una prueba de Elisa que da positivo, niegan el resultado porque se ven sanos, lo esconden a sus siguientes parejas y mantienen relaciones sexuales sin protección. 
 
Otra mañana entró a consulta un tipo alarmado porque la mujer con quien mantenía relaciones sin protección le había confesado que tenía VIH. La chica lo sabía desde hacía varios años atrás cuando fue a donar sangre y le dijeron que tenía el virus. Aquella vez ella no se lo creyó, le dijo al médico ¿acaso no me ve saludable? Siguió manteniendo relaciones con dos hombres más a quienes no les dijo nada. El tipo que llegó esa mañana al consultorio de la doctora para hacerse la prueba estaba alarmado, era casado y su mujer estaba dando de lactar a su bebé. 
 
La gente no se pone condón porque confía. Porque se fía de criterios como: 1) es mi pareja estable, él me pide que no use condón; 2) he tenido relaciones sexuales con un hombre casado y un hombre casado es fiel, un hombre casado tiene hijos, debe estar sano; 3) tiene educación, es limpio, tiene buena ropa, es una chica de su casa, aparentemente está sano; 4) no le veo nada en los genitales entonces está sano. 
 
Cuando nos acostamos con alguien nos acostamos con su pasado. La doctora Luján cuenta este caso en el que seis personas resultaron infectadas con el virus por omisión de una. Fue el primer paciente de la mañana. Un hombre de 41 años había recibido la llamada de su amante muy temprano.
 
Ella le decía que su otro amante había salido seropositivo. Acababan de recoger los resultados. Ella, además, era casada, el hombre de 41 años también, y el amante portador tenía además su pareja que también era seropositiva. Cuando la esposa del hombre de 41 años se entera de una parte de la historia, se derrumba. Ella no sabía nada y tenía relaciones sin protección con su esposo. 
 
Lo único fiable en cuanto al contagio de VIH es que se trasmite por tres vías: de mujer seropositiva a hijo, mediante transfusión de sangre y por relaciones sexuales sin protección. Esta última sigue siendo la principal causa de contagio, son el 97% de casos de seropositividad registrados en Inppares. 
 
Hay que aclarar que el VIH no se trasmite por compartir la toalla, los cubiertos o dar la mano. No está en saliva, sudor, lágrima, orina ni heces. solo se puede contraer por sexo coital, anal, oral y juegos sexuales. El condón es el único método de barrera. Después de la prueba de Elisa, la prueba de confirmación es la prueba de Western blot. Infórmese, no se fíe y use siempre condón. Si quiere descartar VIH piense en su última relación sexual sin protección y cuente seis meses para que se realice la prueba para mayor exactitud del resultado. Suerte.
 
La gente no quiere saber si es seropositiva o no por el estigma social que acarrea el ser portador: "Si yo le digo a una persona que tiene cáncer le van a decir ‘pobre, tú puedes, lucha’. Si yo le digo a una persona que tiene VIH la gente automáticamente piensa: ¿qué clase de vida llevará? ¿Con cuántos se habrá acostado? ¿será homosexual? Ven al paciente como el Sodoma y Gomorra de la cuadra”, dice Carol Luján, médico de la Unidad de Prevención de ETS-VIH y Sida. 
Saber o no saber. Hacerse la prueba o no: “¿Qué pasaría si usted es seropositivo y no lo sabe y sigue manteniendo 

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