320 millones de
personas en el mundo padecen hepatitis B y C
El Perú forma parte del grupo de 17 países con
el mayor número de casos de hepatitis
Si
bien la incidencia todavía es muy alta, la investigación clínica en los últimos
años ha permitido el desarrollo de nuevos y mejores medicamentos para hacerle
frente a esta enfermedad que afecta el hígado. Entre los avances más
significativos se encuentran la introducción de vacunas y el desarrollo de fármacos
para combatir las infecciones crónicas.
Según el Dr. Ezequiel
Ridruejo, presidente de la Asociación Argentina para el Estudio de las
Enfermedades del Hígado (AAEEH), las hepatitis B y C crónicas constituyen la primera
causa de cáncer de hígado y, al igual que la enfermedad de hígado graso, son
padecimientos silenciosos, que pueden estar ocultos en el organismo durante años,
sin dar señales de malestar.
De allí la
importancia que cobra el reciente desarrollo de la vacuna contra la hepatitis B,
la cual evita más de 4,5 millones de muertes cada año, mientras que la de
hepatitis C ha permitido reducir a una tercera parte el número de niños menores
de 5 años infectados con este virus[2]
Por su parte, el hepatólogo
Andrew Campbell indicó que, además de la prevención, los medicamentos para
combatir la hepatitis C han experimentado una revolución en los últimos años, con la llegada de los antivirales de acción directa (AAD),
un tipo nuevo de tratamiento que ha alcanzado tasas de curación superiores al
95%, algo impensable hace unos años.
En esa línea se
encuentra, por ejemplo, el fármaco Glecaprevir/Pibrentasvir, que ha logrado que,
luego de 6 meses de tratamiento, en el 99% de los pacientes con hepatitis C
crónica y cirrosis inicial la carga viral sea tan baja que no pueda detectarse
en exámenes de sangre. Además, se han desarrollado fármacos para aquellos
pacientes que no responden a la primera línea de tratamiento[3].
Después de los
avances científicos de la última década, el gran reto es que la mayor parte de
los pacientes tengan acceso a los mismos. Por ello, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) se ha planteado como meta que para el 2030, el 90% de las
personas con infecciones por hepatitis B y C se sometan a exámenes de detección
y el 80% de los pacientes reciban tratamiento[4].
Sobre todo, en lugares como Perú que, según este organismo, forma parte del
grupo de 17 países que registran el 70% de los casos de hepatitis B y C en el
mundo[5].
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