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martes, 26 de noviembre de 2024

Expertos instan a autoridades a tomar acciones inmediatas para para erradicar la violencia contra la mujer en el sector salud

·     De acuerdo con Claudio Peña, decano de la carrera de Estomatología de la Universidad Científica del Sur, es importante implementar un enfoque multidisciplinario en el que todos los actores involucrados en la atención estén preparados para ofrecer un apoyo integral, lo que facilita que las mujeres logren superar el ciclo de violencia y reconstruyan sus vidas.



 


Salud e
n Casa.- La violencia contra la mujer es un problema sistemático que afecta la salud pública en el país. Esta problemática no se limita a la violencia física, sino que incluye la ginecológica, con prácticas invasivas en la atención médica; la obstétrica, con abusos durante el embarazo, parto o postparto; y la psicológica, manifestada en insultos y humillaciones. Estas situaciones generan efectos devastadores, resaltando la necesidad de una atención integral y la implementación de protocolos claros para su prevención y manejo.


En ese contexto, durante el encuentro científico “Respuesta Sanitaria a la Violencia contra la Mujer” organizado por la Universidad Científica del Sur, se puso de relieve la magnitud del problema y las brechas que persisten en el sistema de salud.


De acuerdo con Verónica Ponce, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Científica del Sur, las mujeres de comunidades alejadas de los centros urbanos enfrentan desafíos críticos en salud materna. “Menos del 60% reciben atención prenatal de calidad, y la tasa de partos atendidos por personal médico es solo del 74.2% en zonas rurales, en comparación con más del 90% en áreas urbanas. Estas cifras reflejan una grave disparidad de género en el acceso a servicios obstétricos y de salud reproductiva, perpetuando un círculo de vulnerabilidad que afecta directamente el bienestar de las mujeres y de las comunidades en su conjunto”, señaló.


Asimismo, Ponce destacó que la desigualdad de género representa una barrera significativa para el acceder a servicios de salud, especialmente en las zonas rurales. “En comunidades rurales y amazónicas, las tasas de mortalidad materna son hasta tres veces mayores que en áreas urbanas. Esto se debe a la falta de acceso a servicios obstétricos de emergencia y a la escasez de personal capacitado, lo que evidencia la insuficiencia de políticas públicas para garantizar una atención integral y oportuna”, enfatizó.


Por su parte, Claudio Peña, decano de la carrera de Estomatología, destacó la gravedad de la violencia de género en el país. “Según el portal estadístico Aurora, en el Perú, cada 41 minutos ocurre una violación sexual, cada 17 un acto de violencia sexual y cada 8 un caso de violencia física. Estas cifras solo reflejan los casos registrados, dejando fuera los no denunciados y otras formas de maltrato, lo que revela la magnitud de un problema invisible en las estadísticas. Es crucial adoptar una estrategia integral y sanitaria para afrontarlo”, afirmó.


Estrategias para abordar la violencia contra la mujer desde el sector sanitario.


Como parte de las conclusiones del encuentro científico, se discutieron estrategias prioritarias que serán compartidas con autoridades del Ministerio de Salud y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, entre ellas:



1.       Capacitación al personal de salud y futuros profesionales. Incorporar en los currículos planes de estudio relacionados con la violencia de género, junto con el desarrollo de habilidades blandas como la empatía y la comunicación efectiva, para asegurar una atención digna y respetuosa.


2.       Promoción de políticas públicas. Establecer como obligatorio la implementación de protocolos de atención para casos de violencia en todas las instituciones de salud. Asimismo, asignar presupuestos específicos para programas de prevención, formación y seguimiento, garantizando su ejecución efectiva.


3.       Infraestructura adecuada. Asegurar la disponibilidad de espacios privados y especializados para la atención de víctimas de violencia, priorizando la confidencialidad, la seguridad y un entorno que promueva el apoyo y la confianza.


4.       Creación de protocolos de intervención. Diseñar guías prácticas que contemplen la detección temprana de signos de violencia, la notificación correspondiente y la articulación efectiva con redes de apoyo, garantizando una respuesta oportuna y adecuada.


5.       Coordinación intersectorial. Implementar mesas de trabajo regulares entre los sectores de salud, justicia, educación y seguridad. Así, como crear un sistema de comunicación en tiempo real entre hospitales, Centros de Emergencia Mujer y la policía para actuar de manera conjunta en casos graves.


Finalmente, Peña subrayó la importancia de un enfoque multidisciplinario. “Es esencial que todos los involucrados en el proceso de atención estén capacitados para ofrecer apoyo integral, ayudando a las mujeres a romper el ciclo de violencia y reconstruir sus vidas”, concluyó.










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