· De acuerdo con Claudio Peña, decano de la carrera de Estomatología de la Universidad Científica del Sur, es importante implementar un enfoque multidisciplinario en el que todos los actores involucrados en la atención estén preparados para ofrecer un apoyo integral, lo que facilita que las mujeres logren superar el ciclo de violencia y reconstruyan sus vidas.
Salud en Casa.- La violencia contra la mujer es un problema sistemático que afecta la salud pública en el país. Esta problemática no se limita a la violencia física, sino que incluye la ginecológica, con prácticas invasivas en la atención médica; la obstétrica, con abusos durante el embarazo, parto o postparto; y la psicológica, manifestada en insultos y humillaciones. Estas situaciones generan efectos devastadores, resaltando la necesidad de una atención integral y la implementación de protocolos claros para su prevención y manejo.
En ese contexto, durante el encuentro científico “Respuesta Sanitaria
a la Violencia contra la Mujer” organizado por la Universidad Científica del
Sur, se puso de relieve la magnitud del problema y las brechas que persisten en
el sistema de salud.
De acuerdo con Verónica Ponce, docente de la carrera de Psicología de
la Universidad Científica del Sur, las mujeres de comunidades alejadas de los
centros urbanos enfrentan desafíos críticos en salud materna. “Menos del 60%
reciben atención prenatal de calidad, y la tasa de partos atendidos por
personal médico es solo del 74.2% en zonas rurales, en comparación con más del
90% en áreas urbanas. Estas cifras reflejan una grave disparidad de género en
el acceso a servicios obstétricos y de salud reproductiva, perpetuando un
círculo de vulnerabilidad que afecta directamente el bienestar de las mujeres y
de las comunidades en su conjunto”, señaló.
Asimismo, Ponce destacó que la desigualdad de género representa una
barrera significativa para el acceder a servicios de salud, especialmente en
las zonas rurales. “En comunidades rurales y amazónicas, las tasas de
mortalidad materna son hasta tres veces mayores que en áreas urbanas. Esto se
debe a la falta de acceso a servicios obstétricos de emergencia y a la escasez
de personal capacitado, lo que evidencia la insuficiencia de políticas públicas
para garantizar una atención integral y oportuna”, enfatizó.
Por su parte, Claudio Peña, decano de la carrera de Estomatología, destacó
la gravedad de la violencia de género en el país. “Según el portal estadístico
Aurora, en el Perú, cada 41 minutos ocurre una violación sexual, cada 17 un
acto de violencia sexual y cada 8 un caso de violencia física. Estas cifras
solo reflejan los casos registrados, dejando fuera los no denunciados y otras
formas de maltrato, lo que revela la magnitud de un problema invisible en las
estadísticas. Es crucial adoptar una estrategia integral y sanitaria para
afrontarlo”, afirmó.
Estrategias para abordar la violencia contra
la mujer desde el sector sanitario.
Como parte de las conclusiones del encuentro científico, se
discutieron estrategias prioritarias que serán compartidas con autoridades del
Ministerio de Salud y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables,
entre ellas:
1. Capacitación al personal de salud y futuros
profesionales. Incorporar en los currículos planes
de estudio relacionados con la violencia de género, junto con el desarrollo de
habilidades blandas como la empatía y la comunicación efectiva, para asegurar
una atención digna y respetuosa.
2. Promoción de políticas públicas. Establecer como
obligatorio la implementación de protocolos de atención para casos de violencia
en todas las instituciones de salud. Asimismo, asignar presupuestos específicos
para programas de prevención, formación y seguimiento, garantizando su ejecución
efectiva.
3. Infraestructura adecuada. Asegurar la
disponibilidad de espacios privados y especializados para la atención de
víctimas de violencia, priorizando la confidencialidad, la seguridad y un
entorno que promueva el apoyo y la confianza.
4. Creación de protocolos de intervención. Diseñar guías prácticas que contemplen la
detección temprana de signos de violencia, la notificación correspondiente y la
articulación efectiva con redes de apoyo, garantizando una respuesta oportuna y
adecuada.
5. Coordinación
intersectorial. Implementar mesas de trabajo regulares entre
los sectores de salud, justicia, educación y seguridad. Así, como crear un
sistema de comunicación en tiempo real entre hospitales, Centros de Emergencia
Mujer y la policía para actuar de manera conjunta en casos graves.
Finalmente, Peña subrayó la importancia de un enfoque
multidisciplinario. “Es esencial que todos los involucrados en el proceso de
atención estén capacitados para ofrecer apoyo integral, ayudando a las mujeres
a romper el ciclo de violencia y reconstruir sus vidas”, concluyó.
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