Especialistas de FALP señalan que, una vez superada la enfermedad, algunos pacientes pueden presentar complicaciones físicas y emocionales. Por ello, la vigilancia médica y el apoyo integral resulta indispensable para asegurar una recuperación sostenida.
Salud en Casa .- En América Latina y el Caribe, más de 1,5 millones de personas son diagnosticadas con cáncer cada año, según estimaciones del Observatorio Global del Cáncer (GLOBOCAN 2022). Este incremento ha traído un nuevo desafío: garantizar que quienes superan la enfermedad reciban apoyo médico, psicológico y social para retomar su vida cotidiana con bienestar y autonomía. Detrás de cada cifra hay una historia de adaptación, resiliencia y nuevos comienzos.
Recuperarse del cáncer no termina con el alta médica. Los especialistas coinciden en que la verdadera recuperación empieza después, cuando el cuerpo y la mente deben adaptarse a una etapa distinta, marcada por cambios físicos, emocionales y familiares. Fatiga persistente, dificultad para concentrarse, miedo a la recaída o sensación de aislamiento, son parte de los desafíos más comunes que enfrentan los pacientes.
La doctora María Belén Moscoso Jaramillo, coordinadora del Programa de Seguimiento Oncológico FALP, explica que hoy se considera “sobreviviente” a toda persona desde el diagnóstico y durante el resto de su vida. Esta visión amplía el enfoque del tratamiento hacia el bienestar integral, donde la salud mental, la prevención de otras enfermedades y el acompañamiento familiar son tan importantes como los controles médicos. “El reto no es solo lograr la remisión de la enfermedad, sino adaptarse a una nueva forma de vida”, sostiene la especialista.
Asimismo, el manejo del superviviente debe ser multidisciplinario, teniendo en cuenta el seguimiento oncológico, los efectos secundarios de los tratamientos, trastornos de ansiedad, el miedo a la recaída y la rehabilitación.
Volver al día a día con bienestar y seguridad.
Cuando se supera un proceso de cáncer es importante comprender los límites y necesidades del paciente, como los cambios físicos y emocionales. En esa línea, la especialista de FALP destaca algunas acciones que se deben considerar al reanudar las actividades diarias.
Retoma tus rutinas paso a paso. No te exijas volver a la normalidad de inmediato. Escucha a tu cuerpo y prioriza el descanso; la fatiga es una secuela frecuente que requiere tiempo y cuidado.
Mantén controles periódicos. Los chequeos médicos ayudan a detectar de forma temprana posibles recaídas o nuevos problemas de salud. No postergues exámenes preventivos como mamografías o evaluaciones de tiroides o colonoscopía.
Cuida tu salud emocional. Hablar sobre lo vivido, buscar apoyo psicológico o integrarte a grupos de acompañamiento, ayuda a reducir la ansiedad y el miedo a la recaída.
Involucra a tu entorno. Familiares y amigos deben comprender que la recuperación también implica adaptación emocional. Comunica tus límites, evita frustraciones y fortalece los vínculos.
Cuida tu cuerpo con hábitos saludables. Alimentación equilibrada, hidratación adecuada, ejercicio moderado y sueño reparador fortalece el sistema inmunológico y mejoran la energía diaria.
Valora los pequeños logros. Cada avance, por mínimo que parezca, forma parte del proceso. Celebrar el progreso refuerza la autoestima y la motivación.
Elimina el consumo de tabaco y alcohol.
El seguimiento oncológico se ha convertido en un pilar importante de esta nueva etapa. Experiencias como la del Programa de Seguimiento Oncológico de la Fundación Arturo López Pérez (FALP), demuestran la importancia de acompañar a los pacientes, incluso años después de finalizado el tratamiento con equipos multidisciplinarios que atienden tanto las secuelas físicas como las emocionales.
“Los pacientes que se enfocan en la enfermedad a menudo olvidan otras revisiones preventivas, como mamografías o chequeos de tiroides. Precisamente, lo que buscamos con el programa es realizar un seguimiento preventivo de otras enfermedades para brindar tranquilidad y un equilibrio saludable. Asimismo, acompañar a su entorno, y en conjunto impulsar su bienestar integral tras la recuperación”, enfatiza la Dra.Moscoso.
Superar el cáncer es un logro médico, pero también un proceso de reconstrucción personal. Cada control médico, conversación honesta y gesto de apoyo forman parte de ese nuevo comienzo donde el bienestar integral es la meta.

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