La exposición solar y las altas temperaturas alteran la barrera cutánea; una hidratación constante es clave para protegerla.
Salud en Casa.- Con la llegada del verano y el incremento de la radiación solar, la piel se enfrenta a un desafío constante: conservar su hidratación y mantener el brillo natural. El calor, el sol intenso y los cambios ambientales pueden alterar su equilibrio, dejándola opaca, reseca o deshidratada.
La doctora Etoile Silveira, especialista del Centro de Medicina Estética de la Clínica Ricardo Palma, explica que durante la temporada de verano la piel tiende a perder humedad y luminosidad debido a tres factores principales:
- Daño actínico: provocado por la radiación ultravioleta, genera alteraciones en el ADN celular y activa procesos que degradan la matriz extracelular, debilitando la función barrera.
 - Alteración del manto hidrolipídico: el calor y la exposición solar aumentan la evaporación del agua y reducen la producción de lípidos naturales como ceramidas y ácidos grasos.
 - El estrés oxidativo: inducido por los rayos UV, favorece la aparición de radicales libres que deterioran las membranas y proteínas de la piel, acelerando su envejecimiento.
 
Para contrarrestar estos efectos y mantener la piel en condiciones óptimas, la especialista recomienda adoptar una rutina de hidratación completa que combine distintos tipos de activos como: hidratantes tópicos con humectantes (glicerina y el ácido hialurónico), los agentes oclusivos (aceites naturales) y antioxidantes tópicos (vitamina C y E).
Durante los días de playa o viajes bajo el sol, se aconseja reforzar la rutina con un protector solar de amplio espectro con SPF 50 o superior, aplicándolo generosamente y reaplicando cada dos horas. También es importante mantener una hidratación tópica regular, utilizando productos ligeros y de rápida absorción, y complementar con antioxidantes que prevengan el envejecimiento prematuro.
Por otro lado, conviene evitar hábitos que resecan o irritan la piel. El uso de jabones alcalinos o agua muy caliente puede alterar el pH natural y eliminar los aceites protectores. Asimismo, la exfoliación excesiva o los productos con alcohol y fragancias pueden comprometer la barrera cutánea y favorecer la pérdida de hidratación.
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