domingo, 9 de junio de 2013

En esta etapa, cada pareja experimenta una nueva intimidad, según el trimestre en que se encuentre la gestación. Los 9 meses no implican una ausencia total de deseo, sino altibajos de la libido debido a cambios físicos y psicológicos.
 
Eltribuno.info.- El embarazo es una etapa importante en la sexualidad de una mujer. Sin embargo, esos nueve meses no implican una ausencia total de deseo, sino altibajos de la libido debidos a cambios físicos y psicológicos. Cada pareja experimentará una nueva intimidad durante este período, enfrentándose a diferentes obstáculos según el trimestre en que se halla la gestación.
 
Aunque se destacan tendencias generales, cada mujer vive su embarazo de manera distinta en cuanto a su sexualidad. Los primeros tres meses, los síntomas de la gestación tales como las náuseas, el cansancio debido a una secreción importante de progesterona y los cambios bruscos de humor intervienen en la libido. Estos factores fisiológicos que suelen aparecer durante las primeras semanas cortan las ganas de tener sexo.
 
Por el contrario, desde un punto de vista psicológico, algunas mujeres sienten una alegría y un orgullo tan fuertes al haber concebido un bebé, que su libido se dispara. Unos sentimientos generalmente compartidos por el futuro padre. Asimismo, este estado de ánimo favorece las relaciones sexuales de la pareja. Pero, a veces, puede ocurrir que el objeto de deseo de la futura madre se desplace hacia el bebé en vez de la pareja, todavía más si se trata de un primer embarazo.
 
Algunas sienten hasta repugnancia hacia su pareja, y no quieren que las toquen. La mujer se ve satisfecha con su papel de madre y para ella es lo más importante. El nuevo estatuto de madre puede perturbar la libido del hombre también, si él percibe a su pareja ante todo como una madre y ya no como una amante.
 
Explosión hormonal
El segundo trimestre del embarazo es conocido como el período sexual explosivo, ya que los 3-6 meses dan paso a cambios hormonales mayores. Una vez pasadas las náuseas, la producción de estrógeno provoca una congestión de la vagina igual que durante la excitación sexual. Por consiguiente, la embarazada responde de manera favorable a la estimulación sexual y al placer. Además, para el buen desarrollo del bebé, la zona genital se ve más irrigada y oxigenada que de costumbre.
 
Estos cambios aumentan el apetito sexual de la futura madre. Algunas tienen suerte de que esa fase se prolongue hasta el final del embarazo. Para otras, la libido irá disminuyendo al entrar en el tercer trimestre. A partir de los 4/5 meses, el feto empieza a moverse. En la intimidad, la pareja puede sentirse como observada por una tercera persona, lo que puede frenar sus impulsos sexuales. No hay ningún peligro en tener relaciones sexuales durante todo el embarazo (salvo expreso pedido del médico). El bebé está protegido por el útero y el líquido amniótico, así que ­no hay por qué privarse del sexo!
 
Una barriga imponente
Durante los últimos meses, las relaciones sexuales se complican por el peso de la barriga que representa un obstáculo a la penetración. Es el momento de adoptar nuevas posturas, recreando una nueva intimidad sin necesariamente pasar por la penetración. La futura madre se siente muy cansada y menos atractiva. No tiene ganas de seducir y esto puede frustrar al futuro padre que sigue deseando a su pareja. La solución no está en esforzarse para satisfacer a su compañero, sino en hablar con él. La comunicación entre los dos es primordial durante este período para que él no se sienta rechazado o aislado. El amor no tiene por qué alterarse si hay buena comunicación.
 
A falta de sexo, los futuros padres pueden estimular el deseo mediante caricias, masajes, etc. Como dicen, el hambre viene comiendo. Además, el orgasmo libera endorfinas, las hormonas de la felicidad, que contribuyen al buen desarrollo del bebé.

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