El 31% de los hombres creen que las mujeres tienen la culpa de ser violadas
Revista Salud en Casa.- La violencia contra la mujer es un fenómeno social globalizado, la cual se
manifiesta en dos formas generalmente, según la socióloga Liz Meléndez,
directora del Centro de la Mujer Flora Tristán.
La violencia de pareja, es la más
común y tolerada por las sociedades, en esta prima mucho el ejercicio de poder
que ejercen los hombres sobre sus parejas influenciadas por el machismo popular
con el que han sido criados.
Y la violencia sexual (acoso sexual), se
manifiesta popularmente en centros laborales o educativos donde el acosador
siempre goza de una mejor posición de la víctima, como en la calle o vías
públicas donde las mujeres sufren una avalancha de piropos, insinuaciones, y
hasta insultos a diario solo por su apariencia física o vestimenta.
“Solo
entre enero y noviembre del 2013 se registraron 107 feminicidios y el 37% de
mujeres afirma haber sufrido en algún momento de violencia sexual y física por
parte de su pareja, no esperes ser la próxima para por fin frenar la conducta social
más denigrante del mundo”, precisó.
Sobre violaciones sexuales
Por su parte,
la magister en psicología clínica y de la salud, Verónica Wagner de la
Guerra, manifestó que las principales dificultades que sufre una persona que ha
sido abusada sexualmente son baja autoestima, sentimiento de culpa, depresión y
trastorno de estrés post- traumático.
“Las consecuencias a las que puede conllevar el hecho
de haber sido abusada sexualmente son infinitas, cada persona, de acuerdo a sus
rasgos de personalidad y experiencias de vida
puede reaccionar de una manera diferente ante tal situación. Otro factor
importante es el periodo de vida que la persona sufre dicho incidente, así como
la situación per se, siendo diferente
ser abusada de niña que de adulto, de manera singular o en reiteradas ocasiones
o por un agresor desconocido que por un familiar cercano.
“Las principales dificultades que sufre una persona
que ha sido abusada sexualmente son baja autoestima, sentimiento de culpa,
dificultades sexuales (ya sea la identidad sexual o de disfunción sexual),
ansiedad, depresión y trastorno de estrés post- traumático. A esto se pueden
sumar trastornos límite de personalidad, bulimia nerviosa y adicción a las
drogas y el alcohol”.
“Mientras antes se acuda a terapia, las posibilidades
de sobreponerse son mayores debido a que, probablemente, las consecuencias sean
menos dañinas y las creencias se hayan arraigado con menos fuerza dentro de
ellas”, agregó.
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