Por: Mariela Luján
Diario Trome.- ‘Cerdito’, ‘panzón’, ‘pelota’, ‘bola’ y ‘barril’, entre otras, son palabras que nadie debería usar para referirse a otra persona, ya que el efecto de esta ofensa puede ser muy grande, peor aún si quien la recibe es un niño.
Aunque parezca inofensivo, poner apodos en base a una característica física es una mala práctica que nada tiene que ver con el afecto. En lugar de referirte al cuerpo, podrías enfocarte en cualidades como ingenioso, bonita, corazón, cariño, etc.
El psicoterapeuta Manuel Saravia, del Instituto Psicológico y Consultoría, afirma que llamar a los niños subidos de peso como gordos, además podría bajar su autoestima e incluso incrementar el deseo de comer, aislarse y refugiarse en otro tipo de adicciones.
“Investigaciones sugieren que sufrir o tener la expectativa de que se sufrirá el estigma del peso, aumenta el estrés y puede llevar a comer en exceso”, señala el experto.
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