domingo, 14 de junio de 2015

En España, un grupo de investigadores ha diseñado una vacuna llamada HTI que podría ser la ansiada cura para el mortal sida. Ahora esperan luz verde para probar su hallazgo en seres humanos.
Texto: Nilton Torres Varillas, desde Barcelona
 
Suplemento Domingo.- De los 35 millones de personas en el mundo que están infectadas con VIH, hay un pequeño porcentaje –se estima 1 de cada 300–, que sin tomar antirretrovirales ni seguir ningún tipo de tratamiento, controlan el avance del virus y no desarrollan el sida. 
A esos afortunados se les llama 'controladores de elite'.
 
Durante los últimos siete años los investigadores del Instituto IrsiCaixa de Barcelona, uno de los centros de investigación sobre el sida más importantes del mundo, enfocaron sus microscopios en lo que ocurre en el sistema inmunitario de estos pacientes.
Uno de estos científicos es la doctora Beatriz Mothe.
 
“La gente que controla el VIH monta respuestas inmunitarias contra zonas que son los talones de Aquiles del virus y lo mantienen a raya. Hemos estudiado esas respuestas, las hemos comparado con las de quienes sí desarrollan la infección, y hemos logrado entender qué hacen diferente los controladores de elite para someter al virus”.
 
Detrás de los cristales de sus gafas los ojos de la doctora Mothe –médico internista y especialista en enfermedades infecciosas– chispean y una sonrisa se dibuja en su rostro cuando puede decir, con discreto orgullo, que el fruto de centenares de pruebas y experimentos pronto se hará tangible en forma de una pequeña ampolla de vidrio que contendrá lo que han denominado Vacuna HTI. 
 
Una vacuna que aspira a ser la primera con resultados efectivos contra el VIH.
 
“El concepto de esta vacuna –dice– es terapéutico. Buscamos que sea el tratamiento definitivo que cure el VIH/sida”.
 
Erradicar el virus
 
El hospital universitario Germans Trias i Pujol está a las afueras de la ciudad de Badalona, a 13 kilómetros de Barcelona. Un centro médico situado frente a una cadena de arboladas montañas que componen el límite geográfico de la tercera urbe más poblada de Cataluña.
En la segunda planta del bloque de maternidad, en un ala discreta y sin grandes signos distintivos se ubica el IrsiCaixa. Este instituto de investigación del sida, fundado en 1995 y dirigido por el doctor Bonaventura Clotet, se convirtió en el 2007 en el centro de operaciones del proyecto HIVACAT, del que también forma parte el Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínic de Barcelona, que conduce el doctor Josep María Gatell. 
La misión del HIVACAT es una: el desarrollo de una vacuna contra el VIH.
 
En los tres ambientes de los que dispone el IrsiCaixa, que incluye un laboratorio de bioseguridad de nivel P3, que es la nomenclatura que se usa para señalar los ambientes donde se manipulan patógenos como el VIH o el Ébola, trabajan 66 investigadores de diversas nacionalidades.
 
En esos espacios, en algunos de los cuales hay que ir vestido con trajes especiales, se desarrolló la vacuna HTI.
 
“Para combatir las enfermedades infecciosas la única estrategia efectiva son las vacunas –dice la doctora Mothe–. La viruela, la polio o el sarampión se han eliminado con vacunas. Por eso esta es la estrategia más realista para eliminar el VIH”.
 
En síntesis, lo que ha conseguido el equipo de investigadores integrado por Beatriz Mothe y que dirige el virólogo suizo Christian Brander, es una vacuna que busca potenciar la respuesta inmunológica que permita eliminar todas las células infectadas por el VIH.
Para diseñar HTI los investigadores de IrsiCaixa trabajaron con el material genético del VIH e identificaron y aislaron 26 partes del virus que son cruciales para obtener una respuesta capaz de eliminar las células infectadas.
 
“Vimos que si montábamos una respuesta fuerte y amplia a esas 26 zonas, teníamos más posibilidades de contener el virus, porque esto es lo que hacen los controladores de elite”.
 
El éxito del tratamiento con antirretrovirales radica en que es capaz de contener la infección de las células CD4, las que comúnmente llamamos las 'defensas'. El virus se queda dormido, en estado latente, dentro de esas células infectadas.
 
HTI no sólo aspira a erradicar ese depósito latente que controlan los antirretrovirales, sino a ser eficiente ante virus muy mutados que podrían ser más resistentes a vacunas previas, y además de eso despertar las células infectadas que se ocultan  para que se manifiesten y sean también aniquiladas.
 
“Es como cuando eliminas una plaga de hormigas –explica la infectóloga–. Con un producto limpias la zona y matas a todas las que están fuera del hormiguero, pero en su interior pueden quedar muchas. Entonces debemos ser capaces de hacer que las que se quedan dentro salgan para también exterminarlas”.
 
Prueba de fuego
 
En 2011 los investigadores de IrsiCaixa tenían lista la secuencia HTI e hicieron las primeras pruebas con ratones y macacos. Los resultados de estos test fueron alentadores, ya que los animales que recibieron la vacuna produjeron una respuesta inmunitaria positiva. 
Entre los años 2012 y 2014 se realizaron más ensayos y ahora se está a la espera de la autorización de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, que debe dar el visto bueno para iniciar la prueba de la vacuna en seres humanos.
Estos ensayos clínicos se realizarán en dos etapas.
 
La fase 1 requerirá la participación de 40 voluntarios no infectados con el VIH. Durante un año estas personas –cuyo perfil es de hombres y mujeres VIH negativos, de entre 18 a 50 años– recibirán tres dosis diferenciadas y escaladas: pequeña, mediana y grande. Tras comprobar la seguridad de la vacuna y luego su efectividad, se pasará a la Fase 2. 
 
En esta segunda etapa, 60 pacientes VIH positivos recibirán la dosis más alta probada anteriormente, mientras aún siguen tomando antirretrovirales durante el periodo de vacunación –un par de semanas–, para luego suspender la medicación y ver si el virus despierta o no. 
Si no se reaviva el virus se determinará la eficacia de HTI como vacuna terapéutica, lográndose así una cura funcional al VIH.
 
“Estos 60 pacientes incluyen personas que comenzaron tratamiento con antirretrovirales pasado mucho tiempo de infectarse, y otro grupo llamado de 'tratamiento precoz', que empezaron a tomar antirretrovirales muy poco después de haberse diagnosticado. Esto porque el tratamiento de forma temprana puede influenciar en la respuesta a la vacuna, y puede que respondan mucho mejor”.
 
Fue en 1987 que se hizo el primer ensayo de una vacuna contra el VIH que buscaba la inducción de anticuerpos contra la estructura del virus.  Desde entonces, los resultados han sido dispares, destacando entre todas las vacunas probadas hasta la fecha las que se utilizaron en el famoso estudio RV144, experimento que se llevó a cabo en Tailandia con una muestra de 16,000 personas, y que consiguió reducir el riesgo de infección en un 31% de los casos. 
 
La diferencia con la vacuna HTI es que con esta se pretende eliminar totalmente el virus del organismo.
 
“Con que de esos 60 pacientes VIH positivos 15 no reboten el virus tras recibir la vacuna, tendríamos una señal alentadora que es eficaz y estaríamos camino de curar la infección con VIH”.
 
La doctora Mothe dice que no ha sido fácil. Hubo muchas pruebas fallidas, aunque el cuello de botella más grande para conseguir HTI ha sido la financiación: en 2013 tenían lista la vacuna pero no ha sido hasta ahora que recién han podido producir los lotes clínicos al tener el presupuesto necesario para ello.
 
“¿Tenemos la cura contra el sida? Soy científica, no lo puedo asegurar. A lo mejor sí, dice la investigadora. Toca probarla y eso es lo que vamos a hacer”.

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