jueves, 5 de mayo de 2016

Salud en Casa.- A partir de los 60 años, las personas deberían tener cuidados especiales al encontrarse en una nueva etapa de su vida, la adultez mayor. Con el objetivo de no descuidar la calidad de vida que llevan, así como disminuir la morbilidad y mortalidad, deberán tomar en consideración la adaptación de nuevos hábitos y atenciones en sus rutinas. El Dr. Jorge Zapatel, Médico Geriatra de la Clínica Delgado, puntualiza sobre estas demandas.


“La Geriatría debería ser la puerta de entrada para todos aquellos personas que llegan a los 60 años y se convierten en adultos mayores”, explica el especialista.  En ese sentido, Geriatría es una especialidad inter-disciplinaria, que coordina las interconsultas hacia especialidades como Cardiología, Oncología, Gastroenterología, Medicina Física y Rehabilitación, etc.

Ejercicios
En forma paralela a la supervisión médica, es importante que el adulto mayor realice algún tipo de ejercicio. Los efectos principales de la práctica constante de ejercicios en esta etapa son la mejora en la calidad de vida, la funcionalidad del adulto mayor, mejora en el estado de ánimo, disminución en el deterioro físico y mental. En general, se estaría haciendo prevención de las complicaciones del proceso de envejecimiento fisiológico y/o patológico
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Según el Dr. Zapatel, las caminatas o trotes regulares entre 20 a 40 minutos (ejercicios aeróbicos) y los ejercicios de carga con pesos personalizados (ejercicios anaeróbicos), son los indicados para mejorar la condición física de los pacientes, así como influyen en el estado de ánimo y mejoran la fibra muscular.

Alimentación
¿La alimentación habría de variar? “La alimentación siempre dependerá si tiene o no restricciones médicas para tal o cual alimento, pero fundamentalmente debe ser una dieta balanceada”, explica.

Una correcta hidratación, la inclusión de proteínas de origen animal en la dieta en cantidades adecuadas (destacando el consumo de pescado tres veces a la semana), frutas frescas, carbohidratos y grasas no saturadas, cereales, etc., harían una diferencia en la condición física del adulto. Sería un experto en nutrición quien personalice las comidas para tomar en consideración, invariablemente, si el paciente acepta o rechaza por naturaleza determinados alimentos.

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