viernes, 16 de septiembre de 2016

Doctora en Química e investigadora del Instituto de Investigación Científica (IDIC) de la Universidad de Lima, ella demuestra cómo salir adelante y brillar en un terreno que algunos creen exclusivo de hombres.


Por : Esther Vargas. 

Peru21.pe.- La ciencia no es un campo de hombres. Silvia Ponce es una de las casi 13 mil peruanas registradas en el Directorio Nacional de Investigadores e Innovadores (DINA) del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). La cifra representa a un 34% del total de profesionales en el país.

Quizás todo empezó con los juegos de química que su padre le regalaba. Su curiosidad y fascinación se desbordaron a los 13 años. Mientras chicos y chicas huían de la química, ella se acercaba más y más. Ahora toca mencionar a su profesor de química. Así fue diseñando el camino y construyendo las bases de lo que haría en el futuro.
A los 47 años, la investigadora que trabaja en la Universidad de Lima siente que ha logrado vencer prejuicios, barreras y, lo más importante, formar un hogar maravilloso: su esposo es también investigador, y sus dos hijos, el mayor de 13 y la menor de 11, están encantados con la dedicación de papá y mamá.
A partir de las nueve de la noche, cuando los chicos se van a dormir, nosotros retomamos nuestras investigaciones.
Silvia siempre está leyendo e investigando. Debe saber más que sus alumnos, dice. Y en ese empeño de ser una gran profesora y guía, las horas se pasan volando, pero ella queda con la satisfacción de entregarlo todo. Busca que se conozca el impulso que la Universidad de Lima está dando a la investigación y espera que el nombre del Perú gane terreno en el mundo de los investigadores. Es una mujer de retos.
Ganó el Premio Nacional L’Oréal-Unesco-Concytec “Por las Mujeres en la Ciencia” (2013) con un proyecto de elaboración de briquetas a partir de desechos agrícolas para zonas rurales
A veces, la gente piensa que los científicos hacen cosas muy locas o muy lejanas. Ella lo reconoce con una risa prolongada. La verdad es que la ciencia busca servir y hacer la vida más fácil. Y esto se siente mucho mejor cuando las personas lo necesitan para sobrevivir o tener una mejor calidad de vida. El trabajo de Ponce se enfoca justamente en contribuir a cambios en comunidades rurales.
Lo ven como algo difícil porque se cree que lo que se investiga no sirve para nada. Y no es cierto. En el Perú se está investigando más. Y las mujeres estamos investigando cada vez más.
Ella espera que los prejuicios queden atrás. Dejar atrás eso de que las matemáticas son para los hombres, al igual que la física o la química. Mantener esas ideas, en casa o en la escuela, hace que las chicas, al llegar a la universidad, huyan de las ciencias y se vayan a letras. “Las chicas no pueden crecer encasilladas en el ‘no podemos’”, sostiene esta investigadora que se formó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en plena época del terrorismo. Hoy, muchos años después, sonríe: ha vencido infinitas dificultades. Pero no está quieta. Va por más.

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