lunes, 25 de diciembre de 2017

De pabellones bulliciosos a habitaciones exclusivas, de parir en horizontal a alumbrar de pie, en cuclillas o en el agua. Estas son las opciones que tienen las futuras madres para dar a luz en la capital, y como todo en la vida, la última palabra la tiene el bolsillo.

Suplemento Domingo.- Jirón Santa Rosa, Cercado de Lima. Una fila de embarazadas esperan su chequeo médico en los pasillos del Instituto Nacional Materno Perinatal(la ex Maternidad de Lima). Detrás de la puerta del pabellón de neonatología, en habitaciones de tres o cuatro camas, mujeres a punto de parir gimen y se retuercen de dolor con cada contracción mientras sus familiares esperan afuera llenos de ansiedad, sosteniendo bolsas de ropones de bebé. Cada tanto, la técnica llama a viva voz a alguien para darle la buena nueva: otra niña o niño ha llegado a este mundo como lo hacen a diario otros 58, que es el promedio de bebés que nacen en este hospital.

Mientras tanto, al otro lado de ciudad, en la Clínica Delgado Auna de Miraflores, el trajín no existe. A pesar de estar ubicada al lado de una avenida transitada, ni un cláxon se filtra en su centro de maternidad donde en este momento cuatro mujeres están en pleno trabajo de parto.
Cada una ocupa una habitación de más de 40 metros cuadrados totalmente aislada del ruido de afuera, y equipada, además, con frigobar y televisor de 42 pulgadas. Son salas de parto privadas que la clínica promociona como habitaciones suits o Labor Delivery Room (LDR) un concepto traído de los Estados Unidos que garantiza -según su página web- "un trato más humano para la madre y el nuevo ser".
Parir en un hospital público o una clínica privada acarrea diferencias notables. La disponibilidad de mayor espacio y tranquilidad para ese momento vital se define, como todo en la vida, por las posibilidides económicas de los padres.
No es lo mismo dar a luz en una habitación compartida con otras mujeres que en una exclusiva con aire acondicionado.

Pesando las ventajas

Veamos las cifras: un parto natural en el Instituto Materno Perinatal, por ejemplo, le costará a una gestante que no está asegurada en el Sistema de Salud Integral (SIS) 450 soles (si se usa analgesia), mientras que en una clínica privada como la Montesur ubicada en El Polo, Surco, podría costar 16 veces más, bordeando los 7,500 soles.
Y si hablamos de los partos por cesárea, las cifras son mayores: la clínica Ricardo Palma ofrece el servicio por un aproximado de 10,424 soles, mientras que en el Hospital Rebagliati, EsSalud destina un presupuesto de 2,320 soles para esta intervención.
La ventaja de los hospitales públicos como el Instituto Materno Perinatal son los precios bajos que pueden ser cero si la mujer tiene SIS. Sus servicios cubren cuatro chequeos prenatales de la gestante. Cuenta, además, con una unidad de cuidados intensivos neonatales cuyo internamiento diario tiene el costo de 80.42 soles, y es el único hospital que tiene un equipo de hipotermia que se utiliza para prevenir el daño cerebral del bebé.
En el caso de los hospitales de EsSalud, el costo del nacimiento será cero para los padres que cuentan con este seguro. Sin embargo, la desventaja mayor es que el papá no podrá ingresar a la sala de partos durante el nacimiento de su hija o hijo.
Aquí radica el fuerte de las clínicas privadas que, como la Montefiori de La Molina, promociona por teléfono la posibilidad de grabar y tomar fotografías del alumbramiento.
Desde que inauguró su nuevo local en 2014, la demanda de la clínica Delgado Auna en los sectores más pudientes va en crecimiento porque, según la bloguera Kristin Morris de @mamiscool, le permitió tener una experiencia satisfactoria:
"Apenas salió Olivia, la limpiaron un poquito y me la pusieron encima. Fue un momento único e inolvidable [...] eso fue gracias a que la clínica no tenía mil reglas y procedimientos ridículos", cuenta en su blog.
La desventaja de los hospitales públicos son los inflexibles protocolos que deben acatar las madres en silencio como permanecer tumbada durante la dilatación o, en algunos casos, no poder elegir la posición que le sea más cómoda para dar a luz. Aunque en los últimos años el Instituto Materno Perinatal -al igual que algunos hospitales de EsSalud- se viene adaptando el parto vertical.
Volviendo a las suits de la clínica Delgado. Estas habitaciones tienen todo lo necesario para que la madre trabaje el preparto, el parto y el postparto en el mismo ambiente y no tenga que separarse del bebé salvo 30 minutos al día para la evaluación de salud.
"Tengo miedo a que me cambien a mi bebé", dice una gestante y cliente de la clínica Delgado cuyo parto está programado para abril del 2018.
Lo que le atrajo de la clínica, además de todo el espacio para ella sola, dice, fue la libertad: tiene a su disposición una pelota de yoga que le puede servir para relajar la musculatura de la pelvis durante el proceso de dilatación, una cama que se adaptará a la posición en la que se sienta más cómoda para parir, no tendrá, además, que permanecer en cama conectada mediante cables a los equipos que contralarán los signos vitales del bebé pues sólo deberá colocarse una especie de cinturón alrededor del vientre con dispositivos inalámbricos que enviarán, vía bluetooth, información de la respiración y los latidos del bebé a una central de monitoreo, y por tanto podrá desplazarse con libertad en la habitación.
Pero la libertad tiene un precio. Tras dar a luz, comenta la clienta, será trasladada a una suit de alojamiento de la clínica cuyo abono es de 500 soles por noche.

Alumbrar alternativo

Al margen del circuito de las clínica privadas y los hospitales públicos está la Casa Pakarii, un espacio alternativo para las gestantes que quieren dar a luz en la intimidad de sus hogares o en este centro de nacimientos ubicado en una quinta en Miraflores, donde serán atendidas por la médico cirujana Ángela Brocker y sus doulas.
En estos ambientes, desde hace 22 años, decenas de bebés han visto la luz tras un ritual que reivindica la libertad de las mujeres al decidir cómo, dónde y con quién quieren parir.
Las doulas son mujeres capacitadas para acompañar a las parturientas en el proceso del parto: masajearlas, darles de beber, alcanzarles una fruta, hacerles escuchar música, prender velas.
La casa Pakarii es la única en su género en el Perú y combina los conocimientos de la medicina occidental con la sabiduría milenaria de las parteras. Aquí, las mujeres pueden dar a luz en posición vertical, en cuclillas con ayuda de unas sillas de parto o en una bañera de agua tibia.
Pakarii, dice la doctora Brocker, es una reacción a la ola de partos programados por cesárea cuyo único fin es el lucro.
"Un parto de este tipo sólo se debe realizar si la salud o la vida de la madre o el bebé corren peligro", dice. Si vemos en el cuadro, las tarifas de las clínicas privadas cobran por este servicio no menos de 4 mil soles.
Las tarifas de Pakarii, dice la médico, se adecúa a la capacidad económica de la mujer. En los ambientes de la casa no hay televisores plasma, a las madres no se les promete un manicure y cepillado de cabello de regalo como en la clínica Delgado Auna, solo está la promesa de tener un lugar donde compartir los descubrimientos que trae la maternidad.
Estas son las ofertas del mercado de los nacimientos en Lima, cada niño viene con una pan -y un presupuesto- bajo el brazo.
Un parto natural en el Instituto Materno Perinatal costará 450 soles, mientras que en la clínica Montesur valdrá 16 veces más. Las habitaciones suits de la clínica Delgado tienen 40 metros cuadrados, un frigobar y un televisor de 42 pulgadas.

2 comentarios:

  1. Pakarii es un lugar totalmente irresponsable

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  2. Si hay una emergencia no cuentan con implementación adecuada

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