lunes, 26 de noviembre de 2018

Salud en Casa.- Las diferentes marchas organizadas contra la violencia de género deben ser un trabajo conjunto apoyado por hombres, mujeres, niños y niñas, porque cuando un hombre agrede a una mujer, o viceversa, está maltratando a toda una familia, sostuvo Jacquelinee Rojas, docente investigadora de Psicología en la Universidad Privada del Norte (UPN).



Según cifras de la División de Protección Contra la Violencia Familiar de la Policía Nacional del Perú, se registran 3 mil 958 denuncias de mujeres y 833 denuncias de hombres por violencia en el 2018.


“Debemos resaltar la importancia de la educación desde el hogar, en los colegios y universidades, para promover una convivencia democrática y una cultura de paz entre todos. Los niños y niñas tienen un impacto directo en esta situación, porque serán quienes luchen en el futuro para erradicar este problema en todas sus formas”, explicó Rojas.


El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se celebra todos los 25 de noviembre, en conmemoración a las víctimas de feminicidios en todo el mundo. Sin embargo, según la psicológa, aunque no exista comparación en el maltrato entre hombres y mujeres, se debe erradicar todo tipo de injusticia, en cualquier ámbito, con mensajes propositivos y acciones que involucren a todos los públicos.   


“Eseñemos a como lidiar con las diferencias de género y ayudemos a resolver los problemas bajo un ámbito democrático, con igualdad de oportunidades. Las marchas tienen una influencia positiva, siempre y cuando no se excluya a los hombres y se trate desde un enfoque global de violencia social”, ratificó la docente de UPN.


La especialista manifestó que existen diferentes formas de violencia, siendo la más común la privación de algunos derechos.


“Si les enseñamos a los varones que deben asumir toda la carga económica de la familia cuando crecen, los incentivaremos a tomar una actitud equivocada y machista. Por otro lado, privar a las mujeres de realizar algunas actividades y trabajos, disminuirá la probabilidad de resolver el problema. Como profesionales de la salud, nuestro deber es formar profesionales que respeten la igualdad y rechacen la violencia    

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