Salud en Casa.- El cerebro es un órgano complejo, ubicado dentro del cráneo, que gestiona la actividad del sistema nervioso, forma parte del Sistema Nervioso Central (SNC) y constituye la parte más voluminosa y conocida del encéfalo.
Existen ciertas enfermedades que puedan dañarlo, si no se toman las medidas respectivas y actuamos oportunamente. Entre las enfermedades de mayor incidencia se encuentra el accidente cerebrovascular de tipo Isquémico.
Esta enfermedad se origina cuando el flujo de sangre hacia una parte del cerebro se detiene, debido a la obstrucción, causada por un trombo o coágulo, lo cual genera que esta parte del cerebro no reciba nutrientes y oxígeno. De este modo, las células cerebrales afectadas dejan de funcionar adecuadamente y mueren en horas. Esta situación puede derivar en discapacidad permanente e incluso la muerte.
Por cada minuto que pasa, durante un ACV isquémico, podrían morir hasta 2 millones de neuronas. Por este motivo el paciente debe ser tratado antes de las 4.5 horas, a fin de disminuir la probabilidad de secuelas permanentes o el fallecimiento del paciente. Por lo tanto, es indispensable el reconocimiento precoz de los signos y síntomas y acudir a un centro hospitalario para recibir el tratamiento respectivo.
No obstante, ante el contexto que estamos viviendo, se ha visto que las personas no están acudiendo a los centros de salud, debido al miedo al contagio del COVID-19. Se ha observado una disminución importante de solicitudes de atenciones de emergencia en referencia a las solicitudes previas a la contingencia actual, lo cual puede poner en riesgo la salud y vida de este grupo de personas.
Hay que tener en consideración que los servicios paramédicos y de ambulancia, al igual que los centros de salud, están preparados para continuar atendiendo estas emergencias neurológicas, utilizando todas las medidas de protección adecuadas para minimizar riesgos. Cabe indicar que toda sospecha de ACV siempre debe ser notificada y atendida.
Ante este panorama, el Dr. Carlos Zapata, Médico Neurólogo vascular, nos indica el procedimiento que se debe seguir, a fin de que el ACV se pueda tratar a tiempo y así, minimizar el impacto y daño que pueda generar en el cerebro.
· Reconocer síntomas de alerta: Es importante identificar los signos que alerten un posible ACV, tales como la alteración para hablar (lenguaje poco entendible o imposibilidad de hablar), falta de fuerza en un lado del cuerpo (brazo y pierna), caída de la cara o asimetría en la sonrisa, inicio súbito de dolor de cabeza sin causa aparente y la pérdida del equilibrio para caminar.
· Llamar a emergencia: Inmediatamente al reconocer el primer síntoma, llamar al 106 (SAMU-Sistema Atención Móvil de Urgencia) o al centro de salud, al cual decida acudir. Es importante que este cuente con un área de emergencia equipada con tomógrafos.
· Conozca sus factores de riesgos: Si usted padece de hipertensión arterial, problemas con el colesterol, diabetes, obesidad o anteriormente ha padecido de fibrilación auricular u otra enfermedad del corazón, aterosclerosis (acumulación de grasas en las arterias), es importante que lleve un control de su estado de salud y siga las indicaciones de su especialista. En cuando a su estilo de vida, evitar el consumo de tabaco, alcohol y de preferencia realizar ejercicio físico aeróbico y alimentarse con una dieta balanceada.
· Ayudar a un paciente con ACV: Ante la sospecha de que una persona está padeciendo de un ACV, solicitar al paciente que siga las siguientes órdenes: sonreír y fijarnos si un lado de la cara se cae, pedir que levante ambos brazos; con la finalidad de observar si uno de estos se baja o si no puedo llegar a hacerlo y pedirle repetir una frase, de esta manera detectaremos si pronuncia o articula de manera extraña.
· Asista a las citas de seguimiento: Si usted ha sufrido un ACV, la probabilidad de que sufra otro es mayor. Por lo tanto, siga las indicaciones de su doctor, asista a sus controles y sea puntual con su medicación.
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