El virus está presente en países de Suramérica, como Perú, en Centroamérica y en África.
Salud en Casa.- Una de las principales consecuencias para la salud pública que ha dejado el primer año de pandemia por la COVID-19 es el retraso en el cumplimiento de los calendarios de inmunización. Por ejemplo, de acuerdo con cifras oficiales, para el 2020 más del 50% de niños peruanos no se vacunó contra la fiebre amarilla: solo se alcanzó una cobertura de vacunación de 45.6%, la cual se encuentra por debajo de lo logrado en años anteriores (75%, para el 2018 y 58%, para el 2019).
El Dr. Raúl Urquizo, pediatra neonatólogo y ex Decano del Colegio Médico de
Lima, explica que el virus de la fiebre amarilla se transmite a través de la
picadura de mosquitos infectados, los cuales se encuentran sobre todo en la
selva alta y en zonas tropicales del Perú y el mundo. “Sus síntomas son pigmentación
amarilla en la piel y ojos, dolores musculares y fiebre, y, si no se trata a
tiempo, puede provocar la muerte del paciente. Además, cualquier persona está
propensa a infectarse con el virus, pero los adultos mayores corren el mayor
riesgo de desarrollar la forma grave”, agrega.
Asimismo, el especialista indica que no existe un tratamiento específico
para la fiebre amarilla, solo se controlan los síntomas y las complicaciones,
como fiebre, deshidratación, pérdida
de apetito, náuseas o vómitos, insuficiencia hepática y renal y, en
muchos casos, se requiere la hospitalización del paciente, para mejorar sus
posibilidades de recuperación.
La infección de la fiebre amarilla está presente en la zona tropical de 47 países de África, América Central y Sudamérica. En el Perú, los lugares donde existe mayor riesgo de que se produzca la enfermedad son Ucayali, San Martín, Junín, Pasco, Madre de Dios, Huánuco, Cajamarca, Amazonas, Iquitos, Puno y Cusco.
En esa línea, el Dr. Raúl
Urquizo, pediatra neonatólogo y ex Decano del Colegio Médico de Lima, resalta que la vacuna contra la fiebre
amarilla es la medida preventiva más importante y está recomendada a partir desde
los nueve meses hasta los 59 años de edad, principalmente en personas
que vivan o viajen a zonas de riesgo. Asimismo, indica que se administra en una
sola dosis, pero se aconseja una más de refuerzo cada 10 años.
“Las vacunas son seguras, accesibles y muy eficaces. Por ello, es tan importante
reanudar las campañas de inmunización en el país, principalmente en las zonas donde
se presenta mayor número de casos”, precisa.
De acuerdo con el Reglamento
Internacional (RSI), los países tienen derecho a exigir a los viajeros que
presenten un certificado de vacunación contra la fiebre amarilla.
Por ese motivo, el especialista añade que, al trasladarse a esas regiones, es
importante estar al tanto de la información epidemiológica del lugar de destino
y de la evolución de la enfermedad para vacunarse 10 días antes del viaje.
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