La alimentación mediante la leche materna al recién nacido proporciona anticuerpos y protección de infecciones virales y bacterianas.
Salud en Casa.- La lactancia materna no sólo es vital durante los primeros seis meses de vida del recién nacido, sino que también ayuda a reducir el riesgo de padecer cáncer de mama en la madre. La Organización Mundial de la Salud señala que esta neoplasia maligna es la más frecuente entre las mujeres y una de las que causa mayor mortalidad en la población femenina.
En nuestro país, es considerado el cáncer con mayor prevalencia entre las mujeres de 35 a 64 años de edad, aproximadamente una de cada ocho mujeres padecerá cáncer de mama en alguna etapa de su vida. Diariamente se diagnostica 10 casos nuevos de cáncer de mama y 4 mujeres fallecen por la misma causa. El Ministerio de Salud estima que para el año 2030 su incidencia se incrementaría en un 32%, pudiendo llegar a 5 millones de casos en un año.
En ese sentido, uno de los factores que ha demostrado reducir el riesgo de esta grave enfermedad es la lactancia materna. “Dar pecho no sólo le da a los recién nacidos y bebés los nutrientes necesarios para crecer fuertes y prevenir infecciones, también cuida la salud de las madres evitando que se formen tumores malignos en los senos”, indica el Dr. Yan Carlos Vargas Caycho, médico radiooncólogo y director de Oncomedic.
Por esta razón, el especialista menciona algunas de las razones por las que la lactancia materna beneficia la prevención de cáncer de mama:
La producción constante de leche materna concluye el ciclo de cambios fisiológicos que se dan durante el embarazo, por lo que no debe ser interrumpido.
La reducción a la exposición hormonal durante el embarazo y la lactancia materna a los estrógenos sería uno de los mecanismos protectores contra el cáncer de mama.
El estilo de alimentación de una madre que amamanta es más saludable más aún si consume suplementos multivitamínicos y adicionalmente limita el consumo de varios tóxicos entre los que encontramos el alcohol, comida chatarra y cigarros.
“Los hábitos de alimentación y estilo de vida saludables más los chequeos preventivos para una detección temprana del cáncer de mama, también es lo importante para reducir su riesgo”, agrega el radiooncólogo, quien destaca las siguientes recomendaciones:
Tener una alimentación inteligente y balanceada, con alto contenido de VEGETALES (50% de la dieta), pescados y productos orgánicos.
Practicar ejercicios de manera interdiaria, mínimo tres horas a la semana.
Mantener una suplementación diaria para fortalecer el sistema inmunológico con Vitamina C, Vitamina D, Magnesio, Zinc y Selenio.
Mantener un peso saludable, NO SOBREPESO NI OBESIDAD. (Tener aumento de peso NO es NORMAL)
Disminuir al máximo y si es posible EVITAR el consumo de azúcares y grasas.
Evitar el cigarro y el alcohol.
Realizar una autoevaluación mamaria mensual a partir de los 20 años, de preferencia al quinto día de la menstruación y ecografía de mama desde los 25 años.
Realizar un chequeo preventivo anual de examen mamográfico a partir de los 34 años, en caso de antecedentes familiares. De lo contrario, realizarlo cada dos años a partir de los 40, y cada año al llegar a los 50.
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