En foros, charlas de expertos y de no expertos, se escucha: la industria alimentaria es una industria que produce alimentos malos
Salud en Casa.- Desde hace algunos años, se ha ido acentuando en el mundo la preocupación por la salud alimentaria. El Perú no es ajeno a esta tendencia y en los últimos meses hemos leído y escuchado muchas opiniones de diferentes profesionales relacionados al tema. El principal tema de debate es el sobrepeso y la obesidad. Lamentablemente, los alimentos procesados han sido sindicados como los causantes de las patologías, restringiendo su publicidad e incluso, su venta en quioscos escolares.
“Si bien es cierto que en ocasiones, las técnicas de procesado pueden reducir el valor nutricional de algunos alimentos”, señala Andrea Reparaz, “también lo es, que los vegetales pierden vitaminas durante el proceso de hervido casero. Muchas técnicas de procesado industrial posibilitan obtener productos seguros, de calidad y de larga duración, con garantía de inocuidad. Incluso, en algunos casos, son enriquecidos con vitaminas y minerales, o favorecen la liberación de componentes bioactivos que, de otro modo, serían menos accesibles para el organismo durante la digestión”, añadió la nutricionista.
Los alimentos procesados se inventaron para que los productos naturales, perecederos, pudieran llegar a zonas alejadas y conservar sus propiedades por más tiempo. Precisa la nutricionista “Si, por ejemplo, queremos que los niños de los pueblos de la sierra consuman frutas o pescado, estos se conservarán en mejores condiciones si están enlatados, conservados en almíbar o aceite, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de los colegios no cuentan con capacidad de almacenamiento o manipulación segura de alimentos”.
De otro lado, En Perú, sólo el 9.1 % de los alimentos que se consumen son procesados industrialmente (según cifras de INEI ENAHO -instituto nacional de estadística e informática / encuesta nacional de hogares-, 2012), frente a un 90.91 % de alimentos que no siempre se preparan cumpliendo con las mínimas condiciones de salubridad.
La seguridad alimentaria es la principal premisa en la que se basa el procesado de alimentos. Con las técnicas actuales se eliminan posibles microorganismos patógenos y se asegura su inocuidad y conservación. Algunos ejemplos son la pasteurización en la leche o el enlatado. Además, también se destruyen los llamados factores antinutricionales cuya presencia en los alimentos les resta valor nutritivo y, en altas dosis, podrían llegar a ser tóxicos. Todos estos productos han pasado por rigurosos controles de calidad antes de salir a la venta.
Andrea Reparaz, quien es especialista en el tratamiento de la obesidad y sus comorbilidades, remarca “Si queremos luchar contra el sobrepeso y la obesidad en los niños debemos empezar sabiendo qué es lo que comen los peruanos e invirtiendo en políticas de salud nutricional que comiencen por controlar el estado de los alimentos que llegan a los colegios y garantizar el cumplimiento de la cadena de seguridad alimentaria, que es de cumplimiento estricto en otros países; para asegurar la calidad de todos los alimentos que forman parte de su dieta, además de invertir en campañas de educación nutricional para niños y padres. La obesidad no depende solamente de un factor, no se debe achacar a un alimento concreto sino al conjunto de la dieta y, sobre todo, al estilo de vida sedentario de nuestros niños”.
Cuando un mito se expande y no se conocen los fundamentos de una ciencia, resulta fácil atacar a la industria formal de alimentos que aplica esta ciencia, señalándola como culpable de los malos hábitos alimenticios de las familias, pero la realidad es que la premisa que es mencionada una y otra vez por todos los organismos internaciones dedicados a la salud es que los hábitos de vida saludables que incluyen una alimentación variada y equilibrada y la práctica de ejercicio, son imprescindibles para no desarrollar sobrepeso y llevar una vida saludable.
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