La idea no es privarnos de todo lo que nos gusta, sino mejorar inteligentemente nuestra calidad de vida pensando en nuestro presente y futuro.
RPP Noticias.- El ser humano tiene la capacidad de adaptarse ante cualquier cambio, podemos modificar o mejorar nuestro estilo de vida incorporando hábitos saludables. Todo cambio para bien, es bueno.
La idea no es privarnos de todo lo que nos gusta, sino mejorar inteligentemente nuestra calidad de vida pensando en nuestro presente y futuro.
Las enfermedades aparecen cuando las células (p. ej. cardiaca, cerebral, ocular) se inflaman, debido a la falta de nutrientes, deshidratación, poca oxigenación y exceso de toxinas; ello genera estrés celular y por ende un envejecimiento acelerado.
Aquí les doy unas recomendaciones fáciles de adoptar, sencillas y económicas, que a la larga nos traerán grandes beneficios.
1. Hidratación continua. El agua es el principal nutriente, indispensable para vivir. En nuestro cuerpo es un 50 a 60 por ciento aproximadamente.
Los alimentos (p. ej. frutas y verduras) aportan un 20 % del agua que necesitamos; un adulto o adulto mayor debe beber entre 1,5 a 2 litros al día.
Se consideran líquidos hidratantes a las infusiones (p.ej. manzanilla, hierba luisa, anís), refrescos naturales (p. ej. piña, manzana, limonada) o el agua pura. Se deberían evitar las gaseosas, los jugos de caja o los líquidos artificiales.
El agua permite que todas las células de nuestro cuerpo realicen sus funciones de una mejor manera; mejora la presión arterial y el esfuerzo cardiaco, protege el riñón, reduce los dolores en general, mejora la agudeza visual y la capacidad mental.
Los adultos mayores generalmente tienen poca sed, sin embargo, los requerimientos de agua se mantienen. Recuerda que es importante beber agua así no se tenga sed.
2. Alimentación fresca y natural. El alimento es la energía que ingresa a nuestro cuerpo, mientras de mejor calidad sea, más vitalidad tendremos.
Preferir las menestras, frutas y verduras en general, pescado, frutos secos (p. ej. nueces, pecanas, almendras), tubérculos (p. ej. papa, yuca, camote), cereales (p. ej. avena, quinua, kiwicha), aceites esenciales (p. ej. aceite de oliva, sacha inch). Una dieta variada, bien equilibrada y con muchos colores es la clave.
Debemos evitar alimentos procesados, envasados, enlatados, con preservantes o colorantes, ya que sus aditivos vuelven ácida a la célula, predisponen a estrés y envejecimiento celular.
Con una buena alimentación aumentamos nuestra inmunidad o capacidad de defensa, prevenimos enfermedades crónicas degenerativas o reagudización de enfermedades ya existentes.
3. Actividad física. Mientras más tiempo nos mantengamos funcionalmente activos es mejor. Podemos realizar el ejercicio que más nos guste como natación, baile, yoga, bicicleta, caminatas, Thai Chi, entre otros. Combinar distintos tipos de ejercicio y de preferencia al aire libre, sea de día o de noche; lo ideal es realizar 150 minutos distribuidos durante la semana.
Aumentar la actividad física en tiempo e intensidad ya es según la tolerancia de cada uno.
La actividad física mejora la oxigenación, la función cardiovascular, la masa muscular, previene caídas, los problemas metabólicos, y es parte fundamental del tratamiento contra la depresión.
4. Buen descanso nocturno. Se recomienda dormir entre 6 a 8 horas, sin embrago, lo ideal es levantarse con la sensación de haber tenido un sueño reparador.
El sueño fija la memoria y recarga las energías para nuestras actividades diarias cotidianas.
5. Respiración y oxigenación. Respiramos 16 veces por minuto aproximadamente, sin embargo, muy pocas veces nos concentramos en hacerlo adecuadamente. Es importante expandir nuestra cavidad torácica y descender el diafragma (principal músculo respiratorio) para ventilar adecuadamente nuestros pulmones.
El oxígeno previene la acumulación de radicales libres o sustancias tóxicas que estresan y envejecen nuestras células.
Recuerda que el cáncer crece en un ambiente rico en azúcar, en sal, con poco oxígeno y sin agua. Por eso, para prevenir las enfermedades oncológicas es necesario estar bien oxigenados, hidratados y comer alimentos adecuados.
6. Inteligencia emocional. Es la habilidad para tomar conciencia de nuestras emociones y las de los demás, responder adecuadamente ante ellas y lograr efectos positivos. Nos permite solucionar conflictos de una mejor manera.
Es importante evitar y controlar la ansiedad, el estrés mental, la depresión y la angustia, ya que disminuyen nuestra inmunidad y predisponen al deterioro de la función mental.
Hay que ser prácticos y solucionar los conflictos de la mejor manera por nuestro bien y el de los demás. Recuerda que los síntomas psicológicos o emociones negativas se somatizan o se transforman en síntomas físicos, simulando cualquier enfermedad.
Con estas recomendaciones básicas retardaremos en medida de lo posible el envejecimiento, se disminuirá el consumo de fármacos y la aparición de enfermedades. El objetivo es vivir más sanos, contentos y felices el mayor tiempo posible.
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