Alrededor de un millón 700 mil personas padecen de este mal, el cual se evidencia de diversas formas.
Peru21.pe .-Alrededor de un millón 700 mil personas padecen de depresión en el Perú y la mayor parte de la población no lo ubica como un problema grave, pese a que sus efectos pueden ir desde un daño neuronal hasta la muerte a causa del suicidio.
Así lo explica el director del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado, Humberto Castillo Martell, quien resaltó que los trastornos mentales no son respuestas inmediatas a las circunstancias que uno está viviendo.
“La mayoría de trastornos tienen primero una base genética. Existe una cierta predisposición en algunas personas a sufrir un trastorno o no. Luego están los trastornos asociados al estrés. Cuanto más temprano es este, más severas son las consecuencias”, indicó Castillo en entrevista al diario El Peruano.
NIÑEZ
El estrés puede aparecer desde que nacemos y se relaciona con el vínculo con la madre. Si ella brinda al niño alimento y cuidado cada vez que este lo requiera, el vínculo será bueno; de lo contrario, habrán problemas emocionales.
“En la medida que se crece, la expresión de la depresión y la ansiedad empieza a ser más tenue. Hay niños que lloran y lloran, que no están seguros con nadie más que con la mamá, que no quieren quedarse en el colegio (ansiedad y depresión por la separación), pero ya más grandes se vuelven temerosos y tímidos.
A unos les sudan las manos, tienen tics, se comen las uñas, se sacan el cabello, presentan manifestaciones de angustia de tipo conductual”, detalla el experto.
ADOLESCENCIA
Al crecer, la depresión se evidencia de otras maneras. A los 11 o 12 años, los síntomas toman formas de ideas. Se les ve tristes, expresan temores a varias cosas.
En la adolescencia se vuelven inestables, confrontacionales, no toleran la frustración. Empiezan a tener actos autoagresivos, a golpearse, a cortarse, a tirar las cosas, son explosivos.
ADULTEZ
En la adultez aparecen las caretas, es decir, la posibilidad de enmascarar la depresión. “Allí tenemos personas que están bien y que de un momento a otro cambian de ánimo, se deprimen por algún evento: una separación, un fracaso laboral.
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