“Mientras cargas tu cartel de Ni una menos, haces que tu hija se cambie la falda antes de salir”.
Por: Patricia Del Río.
Diario El Comercio.- Mientras te horrorizas porque a Fabiana, en Arequipa, la bestia de su marido la ha dejado casi ciega al atacarla con un taladro, le pegas un grito a tu mujer, frente a tus hijos, porque te acaba de servir la sopa medio fría.
Mientras escribes absolutamente escandalizada, en algún muro del Facebook, que ninguna mujer debe ser violentada sexualmente y que la culpa nunca es de ellas, comentas en tu grupo de la clase sobre la zorra esa que le quitó el marido a tu vecina; e insistes en que las mujeres son todas unas putas vivazas y los hombres unos candelejones incautos.
Mientras cargas tu cartel de Ni una menos, llenas tu muro de mensajes antiviolencia y te apuntas a toda clase de colectivo virtual o real, haces que tu hija se cambie la falda antes de salir porque está muy corta, y le exiges que tienda la cama de su hermano.
Mientras cambias de canal, horrorizado, para no escuchar la historia de Thais, que llegó al hospital Honorio Delgado con la cara morada y el brazo fracturado a golpes, wasapeas con tu amigote de la oficina, ese que todos saben que le pega a su mujer, para tomarte unas chelas más tarde.
Mientras miras mal al enamorado de tu hermana cuando viene a recogerla, y le dejas claro que pobre de él que le haga algo malo, le pones los cachos a tu chica con su mejor amiga, le controlas el teléfono todo el día y le haces un escándalo si la llaman de un número que no conoces.
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