Proyecto de ley busca que la castración química se aplique para casos de abuso sexual como alternativa a la pena de muerte.
RPP Noticias.- La captura de César Augusto Alva Mendoza luego de ser sindicado culpable por secuestrar, abusar sexualmente y asesinar a una menor de 11 años en San Juan de Lurigancho ha puesto sobre el tapete el polémico tema de la pena de muerte y la castración química como opciones de castigo en estos casos. Un proyecto de ley, propuesto por el legislador César Vásquez Sánchez, busca implementar la medida en los 8097 presos por abuso a menores de edad en el Perú.
La castración química frena la producción de testosterona, la hormona sexual masculina que está distribuida en un 90 % en los testículos y 10 % en las glándulas suprarrenales.
“La testosterona es la hormona de la libido y es la causante del deseo sexual. Los abusadores sexuales y pedófilos tienen altos niveles de esa hormona. Lo que se hace con la castración química es cortar la fuente de testosterona, por lo que se elimina su producción mediante fármacos”, comenta el endocrinólogo Alberto Quintanilla.
La castración química se consigue con fármacos, los cuales pueden ser administrados por la vía oral o intramuscular. “A diferencia de la castración física, en la que se retiran los testículos (lugar donde se genera la testosterona), la versión química bloquea su producción mediante un grupo de medicamentos inhibidores como flutamida, glutamida y bicatulamida”, explica.
Esos fármacos funcionan como un señuelo: trabajan en los tejidos, al igual que la testosterona, pero no accionan como ella. Pueden ser tomadas en dosis diarias, semanales, mensuales o una vez al año.
“Existen los llamados 'medicamentos de depósito' [que reemplazan] a la testosterona, la cual se produce por una orden cerebral y se puede controlar mediante una inyección que se aplica cada año, dependiendo de la medicación y los costos. La mayoría son caros, de ahí su dosis”, afirma.
La castración química no es una opción reciente en el mundo. Desde 1978, en Europa, se usa como una medida legal para casos de abuso sexual. Para esto se utilizan fármacos basados en la progesterona (una hormona femenina), el cual ahora es empleado en procedimientos de cambio de sexo.
El tratamiento es reversible, aunque costoso. “En uno o dos días se comienza a ver efectos. Si se quiere revertir, en máximo 6 meses es posible. La recuperación depende del medicamento usado”, comenta.
Pacientes diagnosticados con pubertad precoz y cáncer de próstata también son tratados con los mismos fármacos.
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