Angela Roncal, del Hospital Loayza, está comprometida con la salud de los que más necesitan
Agencia Andina.- Es enfermera, educadora en diabetes, tiene especialidad en cuidados quirúrgicos, y en geriatría y gerontología. El próximo año cumplirá una década en el servicio de Endocrinología del Hospital Arzobispo Loayza, lugar en el que atiende y orienta a pacientes diabéticos que necesitan, sobre todo, paciencia y cariño, afirma.
Don Zenón no tiene idea
de cuán importante es para Ángela Guillermina Roncal Vergara. Ella es
enfermera y lo encuentra cada mañana esperando su turno para que le
apliquen su dosis de insulina, pues no tiene quién lo haga en su casa.
El señor es un adulto mayor que trabaja como ambulante nocturno
vendiendo dulces en la plaza Bolognesi.
“Hacer el bien sin mirar a quien”, es un dicho que Ángela aprendió de su progenitora, cuenta esta profesional de la salud y que guía su labor.
Roncal
Vergara trabaja en el servicio de Endocrinología del hospital Arzobispo
Loayza, en donde atiende a un promedio de 25 pacientes diabéticos al
día. Los educa en el manejo de insulina y procedimientos, pero también
dicta las charlas educativas, a las que asisten 20 personas. Son 45
pacientes que padecen una enfermedad que ya tiene carácter de pandemia,
afirma.
Cumplirá 10 años de servicio y es una de las enfermeras más
queridas. Saben de su paciencia y conocimiento, y se van pasando la voz.
Para Ángela, el secreto es la empatía. Esa capacidad que solo los seres
humanos pueden tener, que es la de colocarse en el lugar del otro.
Pero
identificarse con alguien y compartir sus sentimientos, la verdad, no
es sencillo. Para Ángela, formada como educadora en diabetes, eso quiere
decir entrevistar al paciente con detalle, conocer su historia, gustos y
situación familiar para diseñar su plan de tratamiento y acompañarlo en
su largo camino de cambio de hábitos y estilo de vida saludable.
“La
entrevista es personal y profunda porque tengo que conocer todo lo
posible de la persona: los recursos económicos, sociales y emocionales
que tiene para enfrentar la diabetes, una de las enfermedades crónicas
más costosas. Si el paciente no cuenta con dinero, no le puedo pedir que
se mida la glucosa cinco veces al día; y si está deprimido, no lo puedo
tratar mal”.
Una gran aliada
Ángela es responsable del programa de diabetes, pie diabético
y prevención del servicio en el que ya labora hace nueve años. En el
nosocomio acaba de cumplir 35, y sabe del esfuerzo que hacen muchas
enfermeras para darles el mejor cuidado a pacientes que llegan de los
lugares más alejados y pobres del país.
De ese
grupo, los adultos mayores aumentan cada vez con más frecuencia, y esto
se observa en Endocrinología, debido a la diabetes. Por ese motivo,
decidió estudiar otra especialidad, la de Geriatría y Gerontología, para atenderlos mejor, comenta.
“Llegan
tristes, se sienten solos, relegados por la familia. Sienten mucho
desamor, y eso los debilita. El abandono es frecuente. A eso se suma que
no ven, por su deterioro físico, y por esa causa no pueden medir su
glucosa o aplicarse insulina. Tan distinto a lo que les ocurre a jóvenes
que se atienden en clínicas que usan tecnología que les permite tener
mejor calidad de vida”.
A pesar de las
dificultades que enfrenta a diario por trabajar en un hospital público,
Ángela continúa allí. Doña Iraida, su madre, una emprendedora costurera,
trabajó mucho para que su hija dejara Trujillo y fuera enfermera en el hospital Loayza en la década de 1980. Es una razón que ella valora, tal vez.
Lo
cierto es que Ángela tiene puesta hoy la camiseta por los más pobres,
dice, es valiente, y lo que hace, lo hace por amor. “Estoy comprometida
con la salud de los más necesitados. Los ayudo a pesar de que no tengo
dinero”. Lo afirma una profesional.
Hoja de vida
Se graduó en la Escuela de Enfermeras del Hospital Arzobispo Loayza (1982).
Es profesional de salud certificada por la Asociación de Diabetes del Perú.
Además, es egresasa de la Maestría en Economía de la Salud, de la UNMSM.
Lleva
el curso de Educadores en Diabetes de la Asociación Colombiana de
Diabetes, reconocida como centro de formación de la Federación
Internacional de Diabetes (IDF).
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