Salud en Casa.- El resultado entre Perú y Argentina genera diversas sensaciones en los aficionados, sobre todo cuando se trata de encuentros internacionales, donde salen a relucir la identidad, el sentido de pertenencia, la empatía, la solidaridad, el júbilo; pero también la tristeza y frustración, emociones que provocan subidas o bajones en la salud mental.
“Este deporte funciona como un espacio de proyección personal porque nos motiva, evoca momentos de gloria en nuestra memoria y nos genera expectativa de buenos resultados”, explicó Mauro Cerón, coordinador de la carrera de Psicología de la Universidad Privada del Norte.
Según el especialista, practicar fútbol, como cualquier otro deporte, favorece tanto al cuerpo como a la mente, ya que ejercitarse de forma regular puede prevenir la aparición de algunos trastornos como la ansiedad y la depresión. Sin embargo, señaló que ver un partido de fútbol también puede impactar positivamente en la salud mental.
“El deporte fomenta en el ser humano la disciplina, la unión y la capacidad de regular emociones, además de generar un conjunto de hormonas como la oxitocina que, sumado a los otros beneficios, nos prepara para un estado emocional saludable”, comentó el especialista.
¿Cómo cuidar la salud mental?
Si bien el fútbol permite al aficionado entretenerse y estimular la liberación de endorfinas y hormonas de felicidad, el especialista advirtió que también se pueden experimentar emociones como angustia, el estrés, la tristeza y la ira.
“El fútbol es un espacio donde se encuentran todo tipo de emociones, desde frustración hasta algarabía. Lo importante es aprender a regularlas y nunca reprimirlas”, añadió.
Para mantener un estado emocional saludable, recomendó visibilizar las emociones, compartir la experiencia con amistades y familiares y tomar con calma los resultados, independientemente de si son positivos o negativos.
Por último, indicó que no se debe confundir el amor a un deporte con el fanatismo. En el caso de un hincha de un equipo o selección, ver un partido de fútbol despertará emociones positivas y conductas adaptativas de desarrollo, mientras que el fanático podría llevar hacia conductas desadaptativas o negativas.
“Una persona que es fanática no puede reconocer la derrota y no tiene la capacidad de regular sus emociones ante los resultados. Incluso puede llegar actuar de manera ofensiva y violenta, un rasgo que demuestra una patología y que no es consecuencia de la actividad deportiva”, concluyó.
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