lunes, 12 de febrero de 2024


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 Andina.- La prevención en salud es importante para evitar la aparición de enfermedades, detectarlas oportunamente, detener su avance o atenuar las consecuencias. Las evaluaciones de los profesionales a personas asintomáticas y sin problemas de salud aparentes, implican la observación clínica, conocer el historial familiar o factores de riesgo y, si es necesario, exámenes especializados.



“La evaluación preventiva trata de detectar cualquier mal funcionamiento del organismo, con el fin de actuar oportunamente, evitando consecuencias irreparables o irreversibles. La gente suele calmar síntomas con medicamentos de farmacia, sin consultar a un profesional médico que evalúe su historial. En estos casos, la enfermedad avanza”, advierte el doctor Gabriel Vidal Domínguez, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Alberto Sabogal.

Desde su nacimiento, toda persona debe tener controles médicos estrictos porque es una fase de adecuación y adaptación al medio ambiente. 

“En un recién nacido, los controles se inician a los pocos días, luego serán cada semana, después mensuales, hasta que se espacian de acuerdo a su desarrollo. Hasta los 5 años, es muy importante estimular el desarrollo neuronal y ver que todo marche bien”, detalla el vocero de EsSalud.



Desde los 5 hasta los 14 años, las consultas con el pediatra serán semestralmente o cada dos años, pues lo que se busca es detectar oportunamente signos de alergia, asma, problemas en el desarrollo de los huesos, en su capacidad psicomotriz o la peligrosa depresión infantil. 


Desde los 15 años hacia la adultez, aunque casi todos evidencian buen estado de salud, la evaluación con un médico general o internista debe realizarse cada 2 o 3 años. 


“Estas consultas tienen como finalidad descubrir si el paciente padece de hipertensión, colesterol elevado o el inicio de algún cáncer. En la población femenina que llega a la edad reproductiva, las evaluaciones ginecológicas deben darse cada dos años y así evidenciar procesos infecciosos o de infertilidad. También a partir de los 35 o 40 años, se puede controlar la perimenopausia y en los varones, el crecimiento de la próstata”, explica el especialista.


Desde los 65 años, las evaluaciones con el geriatra o médico internista deben realizarse anualmente, o con mayor frecuencia si se detecta alguna patología. En este grupo etario se busca controlar la hipertensión, la diabetes, el deterioro cognitivo neurológico o detectar algún tipo de cáncer.

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