Salud en Casa.-Muchas personas creen que dormir poco adelgaza o que el sueño no influye en la pérdida de peso. Sin embargo, la ciencia demuestra lo contrario. El doctor Frank Villarreal, neurólogo y coordinador de la Unidad de Medicina del Sueño de la Clínica Ricardo Palma, nos explica cómo diferenciar qué es cierto y qué no sobre la relación entre el descanso y el metabolismo.
Dormir bien va más allá de simplemente cerrar
los ojos y descansar. El descanso nocturno es un pilar fundamental para
mantener el equilibrio de las funciones biológicas, especialmente las
relacionadas con el metabolismo, el sistema cardiovascular y la salud
neurocognitiva. Para ello, debe cumplir con tres características clave: la
cantidad de horas de sueño debe ser la adecuada para cada edad; debe ser
continuo, sin muchas interrupciones; y debe ser de calidad.
Mito 1: El sueño ayuda a bajar de peso.
VERDADERO. El sueño influye en la regulación de
las hormonas del hambre y la saciedad, como la grelina y la leptina. Además, desempeña
un papel crucial en la redistribución de la grasa corporal y en la reparación
muscular.
MITO 2: Dormir no afecta el metabolismo.
FALSO. El sueño tiene un impacto significativo en la
regulación del metabolismo. Durante el descanso, se reduce el gasto energético
y disminuyen los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés. Al
mismo tiempo, aumenta la secreción de la hormona del crecimiento, que favorece
la reparación celular y el desarrollo muscular. También se regulan las hormonas
sexuales, como la testosterona, cuya producción depende de un sueño adecuado. Además,
durante la segunda mitad de la noche, se incrementa la producción de la hormona
estimulante de la tiroides y la prolactina, lo que contribuye a un equilibrio
hormonal óptimo.
Un sueño no reparador afecta seriamente a la
producción de hormonas, la regulación del peso, la salud cardiovascular y el
rendimiento intelectual.
MITO 3: Cuando dormimos, se eleva nuestro nivel
de insulina.
VERDADERO. Esto ocurre durante el sueño,
especialmente en la fase REM, cuando se registran los movimientos oculares
rápidos y estamos profundamente dormidos. En esta etapa, aumenta la producción
de insulina, lo que facilita el consumo de glucosa. Por el contrario, la
privación de sueño está asociada con la resistencia a la insulina, un factor de
riesgo para el desarrollo de diabetes tipo 2.
MITO 4: El insomnio no afecta nuestra
musculatura ni índice de grasa corporal.
FALSO. Estudios han demostrado que la falta de sueño altera
la regulación de hormonas como la grelina (que estimula el apetito), la leptina
(que induce la saciedad) y el péptido YY (que reduce el apetito a nivel del
hipotálamo). Esto puede llevar a un aumento del apetito y a una mayor ingesta
calórica.
Además, las investigaciones indican que, incluso con
una restricción calórica, las personas que duermen menos de 5.5 horas por noche
pierden menos grasa corporal en comparación con quienes descansan
adecuadamente. Por otro lado, la medicina del deporte ha evidenciado que un
sueño reparador favorece la ganancia de masa muscular.
MITO 5: Durante el descanso nocturno hay una recarga
intelectual
VERDADERO. Durante el sueño, se consolidan los
recuerdos y se transforman en aprendizajes. Además, en el hipocampo se produce
un desacoplamiento de las conexiones neuronales, lo que facilita la adaptación
a nuevos conocimientos después de una noche de descanso.
Es fundamental llevar un estilo de vida
equilibrado, dedicar las horas necesarias al descanso y aprender a
desconectarse de los medios digitales. Solo así podremos garantizar un sueño
reparador y mejorar nuestra salud.
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