viernes, 11 de julio de 2025

 


Salud en Casa.- 
Durante los meses más fríos y grises del año, muchas personas comienzan a sentirse más cansadas, desmotivadas o tristes sin entender por qué. Lo que para algunos es solo “una mala racha” o “poca energía por el clima”, para otros puede ser un signo claro de depresión estacional, un trastorno que Catártica, centro especializado en salud mental, considera urgente visibilizar.


“Cuando la luz natural escasea, el cuerpo lo siente. No es flojera ni falta de actitud. Es una respuesta biológica real que puede afectar profundamente cómo pensamos, sentimos y actuamos”, señala la Dra. Francesca Mateo, psiquiatra y directora médica de Catártica.


La depresión estacional aparece sobre todo en otoño e invierno, cuando los días se acortan y el sol casi no se deja ver. Esta falta de luz puede alterar los niveles de serotonina y melatonina, sustancias que ayudan a regular nuestro estado de ánimo y el sueño. En ciudades como Lima, donde el cielo gris se vuelve paisaje habitual, este efecto se vuelve más notorio.


“Vemos pacientes que no logran concentrarse, duermen de más, sienten que todo les cuesta el doble y que nada les motiva. Muchas veces ni siquiera se dan cuenta de que eso tiene una causa relacionada con el entorno climático”, explica la Dra. Mateo. “Esto puede provocar somnolencia, letargo y una sensación de agotamiento durante el día”, añade la experta. La falta de exposición al sol también puede causar una deficiencia de vitamina D, “lo que se ha asociado con síntomas de depresión y fatiga”.





Entre los síntomas más comunes están el cansancio al despertar, la necesidad de dormir más de lo habitual, el aumento del apetito (sobre todo por dulces o carbohidratos), el desgano y una sensación constante de desánimo. En el trabajo o en casa, esto puede confundirse con pereza, estrés o desinterés, cuando en realidad se trata de un cambio interno que necesita atención.


Desde Catártica se propone una serie de acciones sencillas pero efectivas para cuidar la salud mental en esta temporada:


  • Reconocer el malestar: entender que es una reacción del cuerpo ante menos luz.

  • Hablarlo con confianza: compartir lo que sentimos con personas cercanas puede aliviar y ayudar a buscar apoyo.

  • Aprovechar la luz natural: salir a caminar por la mañana, abrir cortinas, trabajar cerca de ventanas.

  • Mantener una rutina diaria: especialmente de sueño, alimentación y movimiento.

  • Consultar a un profesional: si los síntomas persisten o afectan tu día a día, es momento de buscar ayuda.


“Un abordaje terapéutico adecuado, que puede incluir psicoterapia y, en algunos casos, tratamiento farmacológico, permite recuperar el equilibrio emocional y prevenir complicaciones mayores. Lo esencial es no minimizar los síntomas y buscar ayuda especializada a tiempo”, concluye la Dra. Mateo.

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