Salud en Casa.-Durante mucho tiempo, el ejercicio fue una respuesta a la culpa. A los excesos. A la promesa de transformación. Hoy, una nueva generación está redefiniendo la relación con el movimiento. No se trata de cuánto sudas ni cuántas repeticiones haces, sino de cómo te sientes mientras lo haces y de cómo tu cuerpo te lo dice.
Estudios recientes publicados por The Lancet Public Health revelan que las personas que vinculan el ejercicio con placer y autoconocimiento tienen una adherencia tres veces mayor a sus rutinas, en comparación con quienes lo ven como castigo o tarea. ¿La razón? El bienestar sostenible nace de la conexión, no del esfuerzo aislado.
“Hay días en que alguien llega con estrés, desorden interno, ruido”, cuenta Matías Damián, coach de Orangetheory Fitness. “Y cuando terminan la sesión, simplemente dicen: ‘No sabía que necesitaba esto’.”
Este cambio de paradigma ha impulsado una nueva forma de entrenar: menos enfocada en rendimiento externo, y más atenta al feedback del cuerpo. La respiración, la frecuencia cardíaca, la energía posterior a una clase. Hoy, la tecnología y el acompañamiento emocional van de la mano para ayudar a las personas a entender lo que su cuerpo les dice y actuar desde ahí.
“Escuchar a tu cuerpo es un acto de autocuidado profundo”, explica Clemente Cabello, CEO de Orangetheory Fitness México. “Ya no se trata solo de si bajaste un número en la báscula. Se trata de saber si estás durmiendo mejor, si sonríes más, si tienes energía para las cosas que amas.”
Este tipo de entrenamiento no busca transformaciones drásticas. Busca consistencia emocional. Respeto al propio proceso. Y sobre todo, disfrute. Porque cuando el movimiento se vuelve parte de tu rutina emocional, todo cambia: la percepción de ti, tu relación con el tiempo, incluso la forma en que hablas contigo.
Hay entrenamientos que pueden ayudarte a llegar más rápido a una meta.
Pero también hay otros que te ayudan a quedarte más tiempo contigo.
El cuerpo no grita: susurra. Y cuando empezamos a escucharlo sin prisa ni juicio, descubrimos que el bienestar no es un punto de llegada. Es un lugar al que siempre podemos volver.
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