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En la
infancia pueden presentarse diversas alteraciones endocrinológicas, como la
diabetes tipo 1, el hipotiroidismo congénito, la obesidad y los trastornos del
crecimiento.
Salud en Casa.- La infancia es una etapa crucial para sentar las bases de una vida plena y saludable. Sin embargo, en el Perú, muchos niños enfrentan desafíos médicos desde sus primeros años. Entre ellos, las enfermedades endocrinológicas, como la diabetes tipo 1, el hipotiroidismo congénito, la obesidad infantil o la talla baja, están cobrando cada vez mayor visibilidad. Frente a este panorama, su detección temprana resulta fundamental para ofrecer un tratamiento oportuno y mejorar significativamente la calidad de vida de los pequeños pacientes.
De acuerdo con el Dr. Segundo Nicolás Seclén Santisteban,
endocrinólogo y presidente de la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD),
en numerosos casos estas condiciones pasan inadvertidas hasta afectar el
desarrollo físico y emocional de los niños. Afortunadamente, muchas de ellas pueden
prevenirse o controlarse de manera eficaz con un adecuado seguimiento
pediátrico y la realización de tamizajes oportunos. “La educación de las
familias y la articulación, especialmente
en el primer nivel de atención, son clave para identificar factores de
riesgo y actuar antes de que surjan complicaciones que pongan en riesgo su
bienestar y desarrollo óptimo”, señala.
Por ello, en el marco del Día del Niño, que se conmemora el 17 de
agosto, el especialista destaca las patologías endocrinológicas más frecuentes
en la infancia y brinda recomendaciones para su prevención y tratamiento
oportuno.
1. Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1): enfermedad autoinmune que destruye las células del páncreas productoras de insulina, hormona que regula el azúcar en la sangre. Suele manifestarse en la infancia o adolescencia y afecta a unos 15 mil menores a nivel nacional. Aunque no se puede prevenir, la detección temprana es clave. Los signos de alerta incluyen sed excesiva, pérdida de peso repentina, fatiga y aumento de la frecuencia urinaria. Para su tratamiento, la Guía de Práctica Clínica para la Diabetes Tipo 1, aprobada por el Ministerio de Salud, recomienda el uso de insulinas análogas, así como los monitores continuos de glucosa (MCG), que permiten un control más preciso y automatizado.
2. Obesidad infantil: patología cada vez más común en la infancia y
se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y
diabetes tipo 2. En el Perú, se estima que el 8.6 % de los menores de 5
años y el 38.4 % de los niños y adolescentes de 6 a 13 años presentan sobrepeso.
Su prevención comienza en casa, con una alimentación equilibrada, menor consumo
de azúcares y ultraprocesados, y actividad física diaria. El tratamiento
requiere un enfoque integral con pediatras, nutricionistas, psicólogos y
endocrinólogos, orientado a generar cambios sostenibles en los hábitos del niño
y su familia para reducir complicaciones futuras.
3. Trastornos del crecimiento: pueden manifestarse como una estatura
significativamente inferior o superior al promedio para la edad y el sexo del
niño. En Perú, el 13% de los menores de 3 años presenta talla baja para su edad y las causas pueden ir desde factores genéticos, nutricionales hasta
alteraciones hormonales. El seguimiento periódico del peso y la talla en los
controles pediátricos permite detectar a tiempo desviaciones en la curva de
crecimiento del menor. Por lo tanto, el tratamiento dependerá del diagnóstico,
e incluye desde cambios en el estilo de vida hasta la aplicación de hormonas de
crecimiento bajo supervisión médica, si está indicado.
4. Hipotiroidismo congénito: es una alteración en la glándula tiroides que impide la
producción adecuada de hormonas tiroideas, esenciales para el desarrollo del
cerebro y el crecimiento físico. En Perú, nacen anualmente 600,000 niños con esta enfermedad,
la cual se detecta a través del tamizaje neonatal, una prueba que se realiza en
los primeros días de vida. El tratamiento consiste en la administración diaria
de hormona tiroidea, que permite un desarrollo adecuado si se inicia de manera
oportuna. Por ello, el
diagnóstico precoz es fundamental para prevenir consecuencias irreversibles,
sobre todo cerebrales.
De igual manera, el Dr. Seclén resalta la
importancia de promover una cultura de vigilancia constante del desarrollo
infantil. “Es fundamental que padres, cuidadores y educadores estén atentos a
cualquier señal que indique un posible desajuste hormonal. Un control
pediátrico rutinario puede marcar la diferencia entre un diagnóstico tardío y
una intervención oportuna que permita al niño alcanzar su máximo potencial
físico y cognitivo”, indica el endocrinólogo.
Finalmente, el experto hace un llamado a
reforzar el acceso a servicios especializados y a fortalecer el primer nivel de
atención, de manera que los menores con sospecha de alguna alteración reciban
un tratamiento eficaz y oportuno. “Contar con equipos médicos capacitados,
pruebas diagnósticas accesibles y tratamientos actualizados es clave para
garantizar el derecho de los niños a crecer sanos y desarrollarse plenamente
para un Perú mejor”, concluye.
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