miércoles, 17 de septiembre de 2025

 


Salud e
n Casa-  Con el paso de los años, el organismo se vuelve más vulnerable a diversas enfermedades. En el caso del cáncer, la edad es uno de los principales factores de riesgo: los adultos mayores concentran la mayor carga de nuevos diagnósticos oncológicos y mortalidad. Esta realidad plantea un desafío doble: diferenciar entre los cambios propios de la vejez y las señales tempranas de una enfermedad oncológica.



“ Las personas mayores son un grupo sumamente diverso. Por ejemplo, podemos encontrar a un paciente de 75 años con cáncer de colon que es activo, funcionalmente independiente, realiza ejercicio y maneja sus propios asuntos; mientras que otro, de la misma edad y con el mismo diagnóstico, puede ser completamente dependiente, estar postrado en cama y presentar múltiples enfermedades. Por ello, los tratamientos deben adaptarse a las condiciones particulares de cada persona”, detalla la Dra. Rocío Quilodrán, jefa Unidad de Oncogeriatría, Instituto Oncológico FALP.


Más allá de la enfermedad en sí, la persona mayor con cáncer suele enfrentar otras condiciones asociadas: múltiples medicamentos, enfermedades crónicas, pérdida de funcionalidad y mayor vulnerabilidad emocional. Para enfrentar estos retos, los especialistas destacan una serie de acciones concretas que ayudan a mejorar la atención y la calidad de vida.



La especialista de FALP recomienda un conjunto de medidas prácticas que pueden marcar la diferencia en la atención y el bienestar de las personas mayores. Algunas de estas acciones:



  1. Realizar una Valoración Geriátrica Integral (VGI), que es una evaluación multidisciplinaria que evalúa aspectos médicos, mentales, funcionales y sociales de los pacientes, antes de iniciar cualquier tratamiento.  De esta forma se tiene información sobre si usan algún medicamento, su estado de ánimo, memoria y su capacidad funcional . 

  2. Mantener controles médicos regulares a partir de los 60 años, incluso sin síntomas aparentes, como estrategia de detección temprana.

  3. Evitar la automedicación y la polifarmacia, ya que el consumo simultáneo de múltiples fármacos puede enmascarar señales importantes o generar efectos adversos.

  4. Vigilar cambios cognitivos o emocionales, como episodios de desorientación o confusión, que pueden ser complicaciones asociadas al cáncer o a su tratamiento.

  5. Fomentar la participación activa de la familia, brindando apoyo emocional y acompañamiento en las decisiones médicas.


El síndrome del delirium en los adultos mayores.


Entre las complicaciones que más afectan a los adultos mayores con cáncer está el delirium, un síndrome neuropsiquiátrico caracterizado por alteraciones repentinas de la conciencia y la atención.

“Este síndrome se presenta de manera aguda y con un curso fluctuante. Los síntomas van y vienen, y la persona puede pasar de un estado de confusión a uno de mayor alerta varias veces al día. Reconocerlo y manejarlo adecuadamente puede marcar la diferencia en la calidad de vida del paciente y de su entorno”, añade la Dra. Quilodrán, de FALP.

El cáncer en la adultez mayor no debe asumirse como un destino inevitable, sino como una condición que requiere atención oportuna, prevención y acompañamiento constante. Con medidas claras, controles regulares y un entorno de apoyo, es posible enfrentar la enfermedad de manera más efectiva.

Con sede en Santiago de Chile, el Instituto Oncológico FALP es uno de los centros más especializados en cáncer de la región. Equipado con tecnología de última generación, como el sistema robótico Da Vinci, y acreditado por la OECI como Cancer Center, ofrece atención integral y de alto nivel enfocada en el bienestar del paciente.


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