Por: Dr. Robinson Cruz nutricionista clínico, presidente de
la Asociación Peruana de Nutrición Clínica Oncológica (ASPENCO)
Salud en Casa.- El sistema de alimentación vegetariano se caracteriza por darle prioridad a los alimentos de origen vegetal sobre aquellos de origen animal, es decir, prioriza el consumo de cereales, tubérculos, menestras, frutas, verduras, oleaginosas, entre otros, y limita la ingesta de carnes de cualquier tipo, leche y sus derivados o huevos.
La reducción en el consumo de alimentos de origen animal
puede limitarse a ciertos grupos específicos como, por ejemplo, no carnes
rojas, hasta casos más drásticos en los cuales se restringe el consumo de
cualquier tipo de alimento de origen animal como sucede en el veganismo (ver
tabla).
Tipos de dietas vegetarianas
Tipo |
Descripción |
Vegana |
Solo incluye
alimentos de origen vegetal. No admite ningún alimento de origen animal tales
como carnes, aves, pescados, leche, huevos e incluso tampoco incluye a la
miel de abeja. |
Lactovegetariana |
Incluye
alimentos de origen vegetal más algunos o todos los tipos de lácteos
disponibles (leche, queso, yogurt, mantequilla, entre otros). |
Lactoovovegetariana |
Incluye
alimentos de origen vegetal, algunos o todos los tipos de lácteos disponibles
(leche, queso, yogurt, mantequilla, entre otros) y huevos. |
Pescetariana |
Incluye
alimentos de origen vegetal, pescados y mariscos. |
Semivegetariana
o vegetariana parcial |
Incluye
alimentos de origen vegetal más pollo o pescado, productos lácteos y huevos.
No incluye carnes rojas. |
Recientemente, se ha popularizado el término “plant based
food” o “alimentación basada en plantas” para referirse a una variante que
suele ser descrita como una forma de alimentación en la cual, se restringe
totalmente el consumo de carnes rojas o sus derivados y se admite un consumo
muy reducido de los demás alimentos de origen animal. Este concepto es muy
parecido al de una alimentación semivegetariana o flexivegetariana.
En términos de salud, las dietas
vegetarianas son, en general, saludables para la mayoría de las personas.
Aportan menor cantidad de grasa saturada que genera un impacto positivo sobre
la salud cardiovascular; si se consumen productos integrales su contenido de
fibra puede ser lo suficientemente bueno para regular los niveles de azúcar en
sangre y promover un estado de equilibrio en el microbiota intestinal; y si
incluyen diferentes tipos de fruta pueden aportar cantidades importantes de
antioxidantes.
Su principal desventaja está
relacionada con la calidad de la proteína que contienen. La proteína es un
nutriente clave para los seres humanos. Son fuente de aminoácidos y estos, a su
vez, son indispensables para el fortalecimiento de los músculos y la creación
de sustancias que nos ayudan a enfrentar las enfermedades de manera adecuada.
De hecho, la masa muscular es el principal almacén de aminoácidos y nosotros
contribuimos a mantenerlo lleno a través del consumo de proteínas de buena
calidad y una actividad física regular.
La proteína presente en los
alimentos de origen vegetales es mucho más difícil de digerir y su calidad de
aminoácidos es menor; por esa razón, para enfrentar esta dificultad las
personas con una dieta con predomino de alimentos de origen vegetal deben
consumir mayor cantidad de alimento y hacer ciertas combinaciones que mejoren
la calidad de aminoácidos.
Debido a estas características las
dietas vegetarianas, incluida su variante más estricta la vegana y la más
flexible, la “alimentación basada en plantas” no son seguras, en ´términos
nutricionales” para todos los tipos de paciente.
Los pacientes con problemas
gastrointestinales severos como gastritis, úlcera péptica, con enfermedad
inflamatoria intestinal u otras enfermedades que afectan la integridad del
tracto podría presentar mayores molestias al consumir este tipo de alimentación.
Pacientes con desnutrición o una reducción significativa del apetito tampoco se
beneficiarían de este tipo de alimentación porque en principio el volumen que
representan es mucho mayor que aquel de una alimentación mixta. El mayor aporte
de alimentos de origen vegetal también puede generar un consumo mayor de
energía que a la larga, sin una rutina apropiada de ejercicio, podría promover
la ganancia de peso en personas que buscan lo contrario.
En el caso específico de los
pacientes con cáncer, adherirse a sistemas de alimentación de este tipo no es
la mejor alternativa. El paciente con cáncer necesita consumir proteína de
buena calidad para proteger sus reservas musculares. La alimentación vegetariana
podría llegar a aporte cantidades importantes de proteínas, pero a partir de un
consumo abundante de alimentos. El paciente con cáncer suele presentar
complicaciones para comer, hiporexia, diarrea, alteraciones inflamatorias en la
mucosa y otras condiciones que se contraponen con el uso de esta forma de
alimentación.
En conclusión, la alimentación
vegetariana es una opción saludable para personas aparentemente sanas o personas
con alguna enfermedad cuya complejidad no sea un impedimento para el consumo
abundante de alimentos de origen vegetal.
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