miércoles, 15 de octubre de 2025


Salud e
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 Casa.- La imagen tradicional de la biblioteca como un lugar silencioso y rígido quedó atrás. En el Día Internacional de las Bibliotecas (24 de octubre), un colegio peruano demuestra cómo estos espacios pueden reinventarse y convertirse en auténticos laboratorios de ideas, tecnología y creatividad.

 

Se trata del Colegio de la Inmaculada, cuya antigua biblioteca se ha transformado en el Centro de Recursos para la Educación y el Aprendizaje (CREA), un espacio vibrante y moderno donde las ideas fluyen, la tecnología se integra y la lectura se vive de una manera diferente. Con mobiliario flexible, estaciones digitales y un catálogo en línea accesible desde cualquier dispositivo, el CREA abre sus puertas a nuevas formas de aprender y compartir.


 

Pero no se trata solo de leer libros, aquí los estudiantes disfrutan de cuentacuentos, funciones de títeres, proyecciones de cortometrajes y dinámicas creativas como el “encuentro a ciegas con un libro”. Además, cada año se celebra al Top Reader, reconociendo e incentivando la pasión por la lectura que marca la vida escolar.


 

Con más de setenta mil volúmenes disponibles, el CREA es hoy un espacio vivo que une tradición y modernidad, donde los alumnos investigan, reflexionan y aprenden a trabajar en equipo. “Nuestra biblioteca dejó de ser un lugar para guardar libros y se convirtió en un entorno que inspira a los estudiantes a investigar, crear y soñar. Queremos que cada uno encuentre aquí las herramientas para convertirse en un ciudadano global, crítico y comprometido”, explica José Carlos Yrigoyen, asesor pedagógico de comunicación del Colegio de la Inmaculada.





 

La experiencia del CREA cobra aún más relevancia si se mira el panorama nacional. Según el Ministerio de Educación, en el Perú existen más de cuarenta y cinco mil colegios públicos, pero solo el 8% cuenta con una biblioteca escolar, mientras que en los privados la cifra es menor al 1%.


 

A ello se suma que solo 512 gobiernos locales, entre municipalidades provinciales y distritales del país, disponen de una biblioteca implementada, de los 1.874 existentes, de acuerdo con la Biblioteca Nacional del Perú. Esta brecha limita el acceso de miles de niños y adolescentes a espacios de lectura y aprendizaje.



 

El CREA se convierte así en un testimonio de cómo la biblioteca puede dejar de ser un recinto estático para convertirse en un laboratorio de ideas, un espacio de innovación y un punto de encuentro que impulsa la autonomía y la creatividad. Una “revolución silenciosa” que, paradójicamente, hace más ruido que nunca y que podría inspirar a más instituciones educativas a repensar el verdadero rol de sus bibliotecas.

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