domingo, 7 de diciembre de 2025

 

  • Especialistas de FALP destacan que el estado nutricional de las personas es muy importante al momento de enfrentar una terapia contra el cáncer, ya sea quirúrgica, de quimioterapia o radioterapia. 


Salud en Casa .- En el proceso de atención del cáncer la nutrición suele pasar desapercibida, pero cumple un rol tan relevante como las terapias médicas. La pérdida de peso, la disminución del apetito o los síntomas digestivos pueden avanzar rápido y afectar la tolerancia a la quimioterapia, radioterapia o  a una cirugía. Reconocer estos cambios y solicitar una evaluación profesional puede marcar una diferencia concreta en el proceso.


En estudios recientes del equipo de Asistencia Nutricional Intensiva de la Fundación Arturo López Pérez (FALP), se observó que el 65 % de los pacientes hospitalizados tenía algún grado de desnutrición, y que esta cifra aumentaba hasta 75 % a 80 % en los tumores digestivos, uno de los grupos con mayor riesgo nutricional. Estos resultados muestran la necesidad de abordar el estado desde las primeras etapas del tratamiento.


La evaluación nutricional forma parte del manejo integral y permite determinar si el cuerpo está recibiendo lo necesario para enfrentar las terapias. No se trata solo de revisar el peso, sino de identificar señales clínicas que pueden pasar inadvertidas. La Dra. Loreto Moreira, jefa del Departamento de Nutrición y Diabetes y nutrióloga del equipo de Asistencia Nutricional Intensiva de FALP, lo explica así: “La apariencia física no siempre refleja el estado nutricional de un paciente. Lo fundamental es revisar cuánto peso ha perdido recientemente, qué síntomas están afectando su alimentación y qué muestran los parámetros clínicos”.


A partir de esta información, se define un plan individualizado que puede incluir alimentación oral, suplementación o, en algunos casos, nutrición enteral o parenteral. El objetivo es evitar que la desnutrición progrese y asegurar que el paciente llegue en mejores condiciones a su tratamiento.


Existen diversos aspectos que explican cómo la nutrición influye en la tolerancia, los resultados y la evolución del tratamiento oncológico:



  • La desnutrición es frecuente: un tercio de los pacientes hospitalizados la presenta a un nivel moderado o severo, y otro tercio lo hará si no recibe intervención temprana.

  • El cáncer aumenta el gasto energético: es una patología hipermetabólica, lo que acelera la pérdida de peso y masa muscular, incluso sin cambios visibles.

  • Los síntomas afectan la ingesta: el tumor y los tratamientos pueden provocar náuseas, vómitos o alteraciones del gusto, lo que reduce la alimentación y favorece la desnutrición.

  • La pérdida de musculatura es crítica: cuando la ingesta es insuficiente, el cuerpo utiliza su propia musculatura (sarcopenia), un factor que influye en el pronóstico y en la tolerancia a las terapias.

  • La evaluación nutricional es integral: no se limita únicamente al peso y la pérdida de este, también considera la presencia de síntomas digestivos, los hallazgos del examen físico y ciertos parámetros como la producción hepática de proteínas.

  • El soporte depende de cada caso: puede incluir alimentación oral, nutrición enteral (sonda) o parenteral (vía venosa), priorizando siempre la alternativa menos invasiva.


La Dra. Moreira, explica que en los pacientes con cáncer la desnutrición puede avanzar rápido. Incluso quienes llegan bien nutridos pueden perder peso y masa muscular durante el tratamiento si no reciben una intervención oportuna. “Esta evolución puede no ser evidente y aparecer incluso antes de que el paciente lo perciba”.


Un acompañamiento nutricional adecuado no reemplaza el tratamiento oncológico, pero sí contribuye a que el cuerpo responda mejor y con menos complicaciones. Identificar señales tempranas, buscar apoyo profesional y mantener una vigilancia continua puede convertirse en un aliado decisivo para que el paciente enfrente su terapia en mejores condiciones.

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