sábado, 13 de diciembre de 2025

 Por Guillemo Lem, Regional Manager de GE HealthCare en Perú, Colombia & Puerto Rico

 


Salud e
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 Casa.- Cuidar la salud de las personas implica, inevitablemente, cuidar el planeta. El sistema sanitario, que nació para preservar la vida, también genera una huella ambiental importante: la organización Health Care Without Harm  estima que es el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero del planeta, más que la aviación o el transporte marítimo. En el caso de Perú, por ejemplo, el país registró aproximadamente 105 millones de toneladas de CO₂-equivalente en 2022, según datos del Observatorio de Políticas Públicas del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN). Por ende, avanzar hacia una atención médica más sostenible ya no es una opción, sino una responsabilidad compartida.


El reto es grande: ofrecer diagnósticos y tratamientos cada vez más precisos, pero hacerlo de forma más eficiente, humana y respetuosa con el entorno. En los últimos años, la tecnología se ha convertido en una aliada clave de esa transformación. Hoy vemos cómo la digitalización, la automatización y el análisis inteligente de datos están ayudando a optimizar los recursos hospitalarios, reducir el consumo energético y hacer más ágiles los flujos de trabajo clínico.



Al hablar de sostenibilidad en el sector sanitario también implica el diseño con conciencia. Cada avance técnico puede y debe nacer con una mirada responsable: usar materiales reciclables, prolongar la vida útil de los equipos, facilitar su actualización o reacondicionamiento y minimizar residuos. Un ejemplo para remarcar a nivel global es el programa GoldSeal, de GE HealthCare, que reacondiciona aproximadamente el 95% de la mayoría de los sistemas. En un año típico, GoldSeal recicla aproximadamente 8.000 piezas de equipos de imagen y ecografía
, permitiendo que hospitales y clínicas en distintos países accedan a tecnología de última generación con menor huella ambiental y menor costo.

También existen innovaciones que impactan directamente la huella de carbono sin comprometer la calidad diagnóstica. Algunos sistemas de imagen, por ejemplo, permiten conservar componentes magnéticos existentes mientras se actualizan las partes electrónicas del equipo. Este tipo de modernización ha demostrado evitar hasta 100 toneladas de emisiones de CO₂ por instalación en comparación con un reemplazo completo, al reducir la producción y transporte de imanes de gran tamaño.




La innovación no solo mejora resultados, también aligera la carga de los equipos médicos y multiplica su impacto. Esa lógica circular, que ya inspira muchas iniciativas del sector, demuestra que cuidar el planeta no es incompatible con ampliar el acceso a la tecnología médica, sino todo lo contrario: es lo que la hace verdaderamente accesible y duradera.

La innovación cobra sentido cuando mejora la vida de las personas. Aunque muchas empresas del sector son jóvenes en su estructura, llevan más de un siglo impulsando descubrimientos que han transformado la práctica médica. Esa experiencia ha demostrado que el futuro del cuidado de la salud no depende solo de la tecnología, sino de cómo la ponemos al servicio de las personas. Hoy la meta es construir un sistema sanitario sin límites, donde cada diagnóstico, tratamiento y recuperación sean más precisos, conectados y compasivos.

La sostenibilidad es parte de ese propósito. En los últimos años, hemos avanzado en la reducción de emisiones operativas y en el uso de energías renovables, alcanzando niveles de hasta 27% de consumo proveniente de fuentes limpias gracias a la generación in situ, la compra de energía verde y los certificados renovables. Pero más allá de los porcentajes, lo relevante es la manera en que estos cambios comienzan a transformar la cultura operativa de la salud.

A su vez, se está produciendo un cambio cultural que empieza a permear la forma de comprender la atención sanitaria desde un propósito compartido de reducir la huella ambiental del sector salud y contribuir a mejorar la salud ambiental pública. En el caso de Perú, 41 establecimientos de salud iniciaron un proceso de capacitación para sumarse a la Global Green and Healthy Hospitals (GGHH), con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la huella ambiental del sector.

Al observar cómo todos los actores del sector unen esfuerzos en pro de la atención sostenible a los usuarios y después de más de 125 años acompañando a médicos y pacientes, hay una certeza: la tecnología por sí sola no basta. Lo que realmente transforma la atención sanitaria es la capacidad de escuchar, colaborar y adaptarse. Por eso, el futuro del sector no solo se medirá en avances científicos, sino en cómo éstos contribuyen a un planeta más sano, a profesionales más motivados y a comunidades más resilientes.


En última instancia, la sostenibilidad es una forma de entender el cuidado: una en la que la precisión y la humanidad laten al mismo ritmo. Y ese ritmo —cada vez más consciente y colaborativo— es el nuevo pulso vital de la atención sanitaria.

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