Hay que vitar el dialogo del
"loro y el búho", con los adolescentes, donde los padres o adultos
les repetimos siempre lo mismo sin cansarnos y ellos solo les queda oír.
Muchos padres
de familia se sienten perturbados cuando sus hijos presentan actitudes
agresivas o retraídas, sin saber que
ellos mismo son los causantes de estos problemas. Ya que están muy preocupados
por dar órdenes y "moldear " a ese hijo que han imaginado, llenándoles
de cosas materiales, que "ellos" no tuvieron, manifestó la psicóloga
Eva Caballero.
“Muchas
veces veo en mi consultorio estos casos debido a que por aspiraciones paternas los hijos se esfuerzan
por un rumbo que ellos no escogieron por lo tanto estarían convirtiéndose en un
gran impostor, triste y poco comunicativo. Asimismo porque en su momento los
padres no cerraron filas para decirle a ese hijo un "NO" saludable
que lo haga reflexionar sin sentirse maltratado”, sostuvo.
Según la especialista, los
problemas más comunes en los jóvenes se dan en distintas áreas:
Emocional, conductual, escolar, sexual, alimentación, uso de alcohol y drogas, todos
estos manifestados principalmente en " la rebeldía " que empieza como un despertar de su
personalidad con la conciencia de ser alguien diferente.
“De esta, se derivan entonces
algunas formas de conducta tales como el miedo, de actuar tal como ellos son,
por a ser censurados,
lo cual los hace refugiarse en sí mismos, adoptando una protesta muda o
violenta, las reglas, la que consiste en ir en contra de ellas por que perciben
un mundo de adultos no tan sincera hipócrita y el crecimiento desarmónico de su
cuerpo y que ellos no son conscientes y no saben por qué.
Accionar de los padres
Según Eva
Caballero si no lo hicimos "nunca " es el
momento de "conversar" y " escucharse", que es diferente a
"comunicarse" y oír solamente. Porque
si hacemos lo primero, llegaremos a convertir a nuestro hijo en un ser
autónomo dotado de libertad y seguridad preparado para los tropiezos de la vida
y en la segunda solo comunicaremos " nuestra idea" y tal vez con ello
lo sobreprotegeremos, rodeándolo de un exceso de información y prevención que a
la larga se transforma en un "salvavidas de plomo."
“Hay que vitar
el dialogo del "loro y el búho", con los adolescentes, donde los
padres o adultos les repetimos siempre lo mismo sin cansarnos y ellos solo les
queda oír, entrando a un círculo vicioso sin resultado alguno”, precisó.
"Es
preciso llegar al corazón de los jóvenes, es importante ya que con ello
tocaremos su alma, conversar con ellos en una escucha activa, sin juzgarlos; hacerles
comprender que si viven sin límites la sociedad lo hará si o si y no tendrán
tal vez oportunidad de retroceder. Establecer modelos y normas de conducta no
es algo cómodo, es trabajoso y antipático, pero no podemos cansarnos nunca de
ser padres y como tal debemos "Ser y hacer”; y siempre recordar que la
fotografía de un hogar son los hijos”, agregó.
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