viernes, 28 de junio de 2013

Uso inadecuado de fármacos produce resistencia bacteriana. Tenga en cuenta: muchos males respiratorios son producidos por virus. Por eso, es mejor consultar al médico.
Diario La República.- En Pamplona Alta, la densa neblina solo permite ver cuerpos tiritando de frío.  En esta zona de San Juan de Miraflores, los niños bajan de las alturas con un mal en común: las Infecciones Respiratorias Agudas (IRA), como bronquitis, faringitis, otitis o los comunes resfriados o gripes. Estos males, producidos por virus o bacterias, aumentan ante los fuertes cambios de temperatura. 
"La mayoría de enfermedades, en esta época, son de tipo viral", indica Héctor Huerta, médico de la microrred Trébol Azul de San Juan de Miraflores. 
El frío permite que los virus se multipliquen rápidamente, por lo que muchos niños padecen las IRA y presentan síntomas, como secreción nasal, tos o dolores corporales.
Ante esto, especialistas recomiendan, inicialmente, mayor abrigo, agua caliente, antihistamínicos o analgésicos. No obstante, si el malestar continúa y en 24 horas se presenta fiebre (38ºC), es necesario acudir al médico para descartar si se trata de un proceso viral o bacteriano. Sin embargo, no todos lo cumplen y optan por adquirir fármacos sin prescripción médica.
"La automedicación puede ser, incluso, un problema de salud pública", afirma Ricardo Mescco, médico del centro de salud José Gálvez de Villa María del Triunfo. Y es que además de no seguir un adecuado tratamiento, muchas personas consumen antibióticos, indicados para enfermedades bacterianas, con el fin de acabar con las IRA que, en muchos casos, son producidas por virus. Este procedimiento trae consecuencias peligrosas.
Si el problema es viral, el antibiótico, además de no hacer efecto, daña el hígado. Mientras que el uso inadecuado de estos fármacos para males bacterianos produce resistencia, volviendo al microorganismo más fuerte y evitando que actúe en otro momento.
Por esto, se debe tener la certeza de que el agente causante es una bacteria para determinar qué antibiótico es el conveniente, además del tratamiento que hay que seguir.

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