sábado, 27 de julio de 2013

Cada vez más problemas de la pareja referidos a la sexualidad nacen del estrés, el temor y la ansiedad. Hay que estar atentos pues pequeños detalles pueden derivar en verdaderos ataques de pánico.
La República.pe.- A ver... hablemos sin rodeos... Si usted –durante el acto y en unos segundos– empieza a acelerarse, sudar mucho, los latidos le aumentan y los temblores lo atacan con intensidad, al punto de perder el control y entrar en pánico, alértese: el ansiado orgasmo no llegará. 
Y es que si bien el ataque de pánico y el orgasmo tienen en común la sensación de pérdida de control, la principal diferencia es que en un caso es placentero y en el otro displacentero. Así, el ataque de miedo es obstáculo para la sexualidad.
Este problema está ligado con la ansiedad, respuesta emocional que, al igual que la tristeza y la felicidad, son sensaciones que permiten distinguir situaciones que pueden ser peligrosas o placenteras. 
Según Patricio Gómez di Leva, psicólogo, sexólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires, la ansiedad ha existido siempre, "pero hoy vivimos en condiciones de estrés que se convierten en tierra fértil para que la ansiedad se dispare". 
El trastorno de pánico, conocido como “ataque de pánico” –explica– es un  trastorno de ansiedad que tiene consecuencias negativas y muy desagradables para la persona que lo sufre y, en este contexto, la sexualidad no queda afuera.  "La mayoría de los problemas sexuales por los que consultan tienen que ver con altos niveles de ansiedad que obstaculizan la respuesta sexual", refiere.
El doctor Gómez informa que el caso más claro es el que los sexólogos llaman 'ansiedad de rendimiento': esa necesidad de ser Supermán o la Mujer Maravilla en la cama". Esta exigencia incrementa la ansiedad a niveles donde la respuesta sexual se bloquea, fundamenta.
"Si bien la causa específica del ataque de pánico no siempre es evidente, sabemos que puede ser desencadenado por estrés, miedo e incluso por la actividad física", indica Gómez.
Añade que no se tiene que olvidar que el sexo es actividad física, por eso el temor a tener un ataque de pánico en el encuentro hace que muchos lo eviten o corten justo cuando empieza lo mejor.
El especialista argumenta que también sucede que –cambios normales que ocurren durante el acto, como el aumento de los latidos cardíacos– sean percibidos como una amenaza y esto se asocia a lo que se llama “ansiedad anticipatoria” o “miedo al miedo”, con lo cual el sexo se vive como una actividad que puede disparar uno de esos temidos ataques.
Lo fundamental en estos casos es trabajar para resolver el trastorno de ansiedad, y también ocuparse de ir recuperando la vida sexual. 
El experto recomienda comenzar a tener relaciones en forma paulatina y transitar relajado esta experiencia. Hay que aumentar la intensidad de los actos si gana confianza. Su acompañante debe estar al tanto. La pareja debe entender la situación.
CUIDADO
Tenga cuidado con la ansiedad de ejecución. Esta es el miedo de no ejecutar bien el acto sexual. Este miedo causa que la persona llegue hasta evitar el encuentro sexual, disminuye su autoestima, lleva a disputas en la relación de la pareja y a la disfunción sexual.

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