viernes, 11 de abril de 2014

Los estimulos de dolor serían percibidos como 'normales' por personas que tengan comportamientos masoquistas.
        
La República.pe.- Parece natural que el ser humano intente evitar todos aquellos estímulos que le proporcionan malestar, y entre ellos solemos pensar que el dolor es uno de los más importantes, ya que normalmente lo asociamos al sufrimiento. 

Las relaciones entre placer y dolor son más complejas de lo que podemos creer. En la comprensión de esta relación extraordinaria una clave puede estar en las sustancias que produce el cerebro cuando sentimos dolor. Se trata de las endorfinas, unos opiáceos naturales de los que se sirve nuestro sistema nervioso para contrarrestar el dolor y el miedo.Sin embargo, se ha planteado que el verdadero objetivo del masoquismo se relaciona más con el poder y la sumisión que con el propio dolor.
 
Interpretación del dolor
El cerebro se comporta de forma distinta cuando un mismo dolor de intensidad moderada se compara con un dolor ‘peor' o con uno ‘mejor'. Las personas interpretan ese dolor moderado como placentero al compararlo con otro más intenso. 
 
Proceso del dolor en un cerebro masoquista
En un interesante estudio realizado por la Universidad de Dusseldorf se comparaba, entre otros, a un grupo de personas con conductas masoquistas con un grupo de control que no mostraba este tipo de comportamientos. Para empezar, encontraron que el grupo de tendencia masoquista mostraba un umbral de dolor más elevado y valoraba la estimulación láser que se les aplicaba como significativamente más agradable en comparación con los controles.
 
 Y aún más interesante, utilizando la técnica de magnetoencefalografía observaron que, tras una primera estimulación táctil indolora, la aplicación del láser ocasionaba una mayor amplitud en la respuesta tardía del área somatosensorial primaria (S1) del cerebro.
 
Los autores plantearon como una explicación tentativa la posibilidad de que las personas con conductas masoquistas sufran una alteración en la modulación del procesamiento de la información somatosensorial. Así, estímulos como el dolor, que en la mayoría de las personas aumentan la activación, serían percibidos como ‘normales' por aquellos con comportamientos masoquistas.

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