miércoles, 16 de julio de 2014

Existen procedimientos que pueden parecer inofensivos, pero si no toma las debidas precauciones, puede padecer desde ojo seco hasta ceguera.

Diario Uno.- La cirugía de párpados o blefaroplastia es la tercera cirugía estética más popular en el mundo, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica. Y en Asía una de cada cinco de tales intervenciones es de este tipo. Ya sea para aparentar menos años o embellecer el rostro, agrandando los ojos o rasgándolos; lo cierto es que para someterse a una cirugía de párpados no es suficiente contar con un cirujano plástico, es necesario un oftalmólogo.

En una sociedad tan demandante y fiel a los ideales de belleza y juventud, para muchos el conseguir pareja o un mejor trabajo pasa por una visita al cirujano. Quizás eso pensó la estadounidense Marilyn Leisz, quien se sometió a un levantamiento de párpados. Después de ese día, jamás volvió a cerrar sus ojos o siquiera a parpadear.
Y es que el ojo es un órgano muy delicado que debe ser tratado con suma cautela; la intervención de un profesional no especializado podría traer consecuencias lamentables como visión borrosa, sequedad en los ojos, retracción de los párpados, imposibilidad de cerrar los ojos y, en algunos casos, hasta ceguera.
Por tal razón, el Dr. Carlos Wong Cam, director médico del Instituto Oftalmológico Wong, asegura que operaciones como la blefaroplastia, que elimina aquellas delatoras bolsas de los párpados, debe ser realizada por un oculoplástico; es decir, un médico especializado en oftalmología y que además posee una subespecialización en cirugía oculoplástica.
Si bien aparentar 10 años menos resulta tentador, nunca será suficiente como para arriesgarse. Según el doctor Wong Cam, conocido por su aporte investigativo en la comunidad oftalmológica, “el vasto conocimiento de la anatomía del ojo que posee este profesional lo capacita para tratar las enfermedades relacionadas en los aspectos estéticos y funcionales. Lo importante es que antes de cualquier intervención, debemos valorar seriamente la experiencia del médico, su especialidad y la rigurosidad de los exámenes pre quirúrgicos y de descarte”.
¿Cómo saber si se es el candidato ideal para estas cirugías?
Además de los exámenes previos a los que todo paciente debe ser sometido para evitar riesgos quirúrgicos, el oculoplástico debe constatar que el paciente sea un candidato a la cirugía, descartando una serie de dolencias previas (como infección, sequedad en los ojos o glaucoma, entre otras), que de no ser tratadas afectarían la salud de los ojos, explica el director médico del Instituto Oftalmológico Wong.

“Todas estas enfermedades deberán tratarse antes de la cirugía. Cada una de ellas tendrá un tiempo de tratamiento y convalecencia distinta. En algunos casos, existen circunstancias previas a la cirugía que podrían reconsiderar la intervención quirúrgica, como estar frente a un cuadro de miastenia gravis, o haber tenido un trasplante corneal previo.
Evite riesgos y prevenga
Una cirugía mal hecha puede originar entre otras complicaciones: retracción y lagoftalmos, es decir, que el párpado se retraiga y no cierre completamente; extirpación excesiva de piel o grasa; prolapso o caída de la glándula lagrimal; y hasta ceguera. Esta última se produce por la disminución del flujo sanguíneo al nervio óptico, obstrucción de los nervios que conectan con la retina, perforación inadvertida del globo ocular o una infección grave luego de la cirugía, etc.

El doctor Wong enfatiza que antes de tomar la decisión de hacerse una blefaroplastia se deben tomar precauciones. Es necesario cerciorarse que el especialista tenga una especialización en oftalmología y oculoplastia, que esté certificado en el colegio médico y en la sociedad de cirugía plástica. Igualmente, se debe conocer la institución de salud en la cual se realizaría la intervención quirúrgica, en tanto se busca opiniones y referencias sobre el médico.

Otro elemento importante, luego de tomar la decisión de someterse a una cirugía es discutir claramente con el oculoplástico sobre los deseos estéticos, los riesgos implícitos de la cirugía y sus posibles complicaciones. Del mismo modo, es pertinente que el paciente sepa si sus expectativas son o no son realistas en cuanto a los cambios cosméticos.

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