lunes, 15 de septiembre de 2014

Desde el 2010. Según el grupo Givar hay carencia periódica de estos medicamentos en hospitales del Minsa, EsSalud y la PNP. Situación puede generar que pacientes necesiten tratamientos más costosos y agresivos ante mutación del mortal virus.
Renato Arana Conde.
Diario La República.- C.J.B., chalaco de 62 años, se enteró en el 2002 que aloja en su cuerpo el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). En un inicio, creyó que con el consumo de antirretrovirales podría llevar una vida normal; sin embargo, en todo este tiempo ha sufrido seis veces la interrupción de sus tratamientos por desabastecimiento en el hospital Edgardo Rebagliati de EsSalud. 

Al igual que C.J.B., al año se reporta, en promedio, 84 reclamos por la escasez de estos medicamentos. Esta situación pone en riesgo la vida de los pacientes, pues el virus se torna resistente a los fármacos. Y hay que tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, desde el 2012, hay 76 mil peruanos infectados con VIH.
El Grupo Impulsor de Vigilancia de Desabastecimiento de Antirretrovirales (Givar) informa que, desde que iniciaron sus labores en octubre del 2010, se han reportado 338 denuncias por la falta de estos fármacos, tanto en EsSalud, el Ministerio de Salud (Minsa) como en el Fondo de Salud Policial. "El año con mayores reportes de escasez fue el  2012 con 125 casos, solo en EsSalud. Y en lo que va de este año hemos tenido 25 quejas", revela Marlon Castillo, coordinador de Givar. También agrega que esta cifra solo refleja una parte del problema porque  esta sería mayor, debido a que muchas de las personas contagiadas no denuncian por temor a que se revele su identidad. 
Este año, la ciudad más golpeada del país –por dicha carencia– ha sido Huancayo, ya que el Minsa no proporcionó antirretrovirales durante dos meses (de abril a junio). 
Para evaluar la gravedad del asunto, solo en el Minsa existen 22 mil 600 personas que reciben tratamiento para el VIH. La asociación sin fines de lucro, "Sí, da vida", que ofrece asesoría gratuita a estas personas infectadas, estima que con esta crisis se perjudica a más de 2 mil pacientes que se les administra el antirretroviral Tenofovir.
Las carencia de stock se da mayormente a fin de año por las convocatorias de compras y, muchas veces, los proveedores demoran de 2 a 3 semanas para hacer entrega del producto o, en otras ocasiones, ese tiempo de espera se extiende aún más.
En agosto último, un grupo  de pacientes que se atiende en el Minsa denunció la demora en la entrega gratuita de los antirretrovirales Tenofovir y Abacavir en los hospitales Arzobispo Loayza, María Auxiliadora, Cayetano Heredia, San José y Daniel Alcides Carrión, entre otros. Sin embargo, a la fecha, el Minsa logró superar la crisis. 
A inicios de este mes, Givar recibió los reclamos de 3 pacientes por la interrupción en las entregas de otros antirretrovirales llamados Raltegravir y Darunavir en el hospital Rebagliati.
La República tuvo acceso a las comunicaciones, vía correo electrónico, entre Givar y trabajadores del Departamento de Farmacia del Rebagliati en los que estos últimos reportaron la existencia de 480 tabletas de Darunavir en su espacio de consulta externa, aunque confirmaron el desabastecimiento de Raltegravir desde el 29 de agosto hasta el 4 de setiembre.
Consecuencias fatales
El gran problema que afronta el afectado en su tratamiento es la alta mutabilidad en la estructura genética del VIH. "Basta que un solo día no se administren los antirretrovirales para que se quiebre una terapia y el virus cree resistencia al mismo medicamento", afirma Castillo.
Esta advertencia es también apoyada por Andrés Paredes, médico infectólogo del Hospital de la Policía, aunque aclara que depende de la vida media del antirretroviral. "Hay algunos medicamentos que tienen una larga vida media de las que se puede prescindir una o dos dosis, pero lo ideal es no detener la administración nunca".

El perjuicio no solo es para el enfermo, agrega, sino también para el mismo Estado, que por este descuido (que asegura no es por falta de dinero, sino por deficientes mecanismos de compra a nivel estatal o falta de previsión al momento de hacer los pedidos) debe invertir más millones de soles para empezar tratamientos más agresivos.
¿La escasez en el país ha derivado en alguna muerte? Castillo prefiere no aventurarse con una respuesta, pero añade que  se necesita realizar una auditoría médica para confirmarlo. 
Lo que sí sospecha es que, producto de los constantes desabastecimientos, muchos pacientes han 'quemado' tratamientos. "Hay unos 20 afiliados de EsSalud que han tenido que recurrir a un tratamiento inyectable del antirretroviral Fuzeon T-20, que se debe aplicar dos veces al día.
Este es uno de los más caros (cerca de 3 mil dólares) y su eficacia radica en que impide la fusión del VIH con células sanas que terminan siendo 'vientres de alquiler' para millones de nuevos virus.
Un ejemplo de las consecuencias de esta carencia es el drama de C.J.B, quien el 14 de setiembre de 2006 inició su quinto tratamiento. "Los anteriores fracasaron por diversas razones, siendo una de ellas el no entregarme oportunamente las medicinas", reclama. De esa fecha hasta el 9 de abril de 2007 no recibió el antirretroviral Caletra (una combinación fija de Ritonavir y Lopinavir). Recibió  otros antirretrovirales conocidos como Efavirens y Didanosina, los cuales no correspondían al tratamiento que seguía. 
Tras múltiples cartas enviadas a EsSalud, Grillo logró que su tratamiento se desarrolle sin interrupciones, aunque esta institución no haya admitido su falta, como se comprobó a través de oficios. "Si yo he insistido es por mi experiencia como líder sindical. ¿Se imagina cuántos enfermos se quedan callados", se lamenta hoy.

Pacientes abandonan tratamiento por fraccionamiento en entregas

Robinson Cabello es presidente ejecutivo de la ONG Vía Libre que ofrece tratamiento para infectados, gracias a antirretrovirales donados por el Minsa. 
Sin embargo, denuncia que desde hace dos años este ministerio fracciona las entregas de estos medicamentos. "Si antes nos daban abastecimiento para tres meses, ahora lo hacen para 15 días o un mes", revela, preocupado.
Debido a ello, muchos de los 1.250 beneficiados con los tratamientos en Vía Libre dejan de acudir a su local, cansados de esta situación. "Desde el 2005 hemos tenido unos 150 abandonos a los tratamientos... y lo peor es que solo en este año, unas 40 personas ya desertaron", alerta Cabello.
Asegura también que hay desabastecimiento de medicinas para la TBC.

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