domingo, 1 de febrero de 2015

Cruel realidad. Las estadísticas a nivel nacional demuestran que la violencia contra niños, niñas y adolescentes se aplica como un método de educación. Solo en el 2014 se registraron más de 15 mil denuncias en los Centros de Emergencia Mujer (CEM).
       
Maricarmen Chinchay
 
Diario La República.- Todo indica que fue la conducta inquieta del menor de cinco años dentro de un restaurante en San Isidro el punto de partida en la historia de agresión física en su contra por parte de Luis Tasaico Donoso, el padrastro que ha indignado a todo el país por presuntamente haberle roto la nariz en su afán de corregirlo. 
 
Por desgracia, el de Tasaico no es el único caso de agresión. Los 225 Centros de Emergencia Mujer (CEM) que existen a nivel nacional registraron el año pasado 15.579 casos de violencia contra niños, niñas y adolescentes. 
 
La estadística del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) indica que los principales agresores de los menores se encuentran dentro de sus propios hogares, es decir, son los padres.
 
Solo por citar un ejemplo, a nivel de todo ese universo de denuncias, la violencia psicológica proveniente del padre o la madre en niños de 0 a 5 años alcanzó 94%. La violencia física proveniente de los padres registró 89%, y la violencia sexual fue 55% del total de casos registrados.
 
Casos en aumento  
Entre los años 2010 y 2012 el número de denuncias por violencia sumó más de once mil casos. El 2013 tuvo un incremento considerable: 16.146 denuncias a nivel nacional. 
 
"Si bien el mayor número de denuncias preocupa, por otro lado es una señal de que la población está reaccionando ante los actos de violencia y eso es positivo. Además, refleja que hay más espacios de servicio para atender dichas denuncias y hacia eso apuntamos", indica la especialista María del Carmen Santiago, jefa de la Dirección General de Niños, Niñas y Adolescentes del Ministerio de la Mujer.
Educando con violencia
Primer caso: un padre se encuentra en una cola esperando su turno en un local público acompañado de su hijo. Pasados unos minutos el menor se impacienta alejándose del alcance del progenitor. Por ese hecho reiterado y pese a la advertencia, el adulto se molesta jalándole las orejas por su conducta.
Segundo caso: la misma situación de impaciencia se apodera de otro niño y su padre, lejos de jalarle las orejas, le explica que su impaciencia es normal, que él también se siente en esa misma condición y que ello no es malo, pero juntos deberán esperar y controlar sus emociones.
 
¿Con qué tipo de caso se identifica usted?
La población peruana aún considera el uso de la violencia como un mecanismo de corrección para la educación del niño y la niña. Aparentemente es un método más rápido y efectivo, pero lo único que se estaría logrando es, según la especialista del MIMP, criar a los menores con un mensaje de temor, o de que el que posee más poder es quien tiene la razón.
 
En ese sentido, el caso del niño agredido por su padrastro en San Isidro no obedecería a una situación aislada. 
"Muchos adultos creen que el niño es otro adulto en miniatura y por lo tanto esperan de ellos y les exigen un comportamiento que no les corresponde. Si no se porta bien, la niña o el niño termina siendo estigmatizado como un menor inquieto o malcriado. 
 
Otra visión errada es creer que el niño es un objeto o un elemento de intervención del adulto, pensamiento que trae como consecuencia que la persona mayor trate al niño como un objeto", subraya Santiago.
 
Los manotazos, cachetadas, pellizcones y demás agresiones físicas y psicológicas pueden ser desterradas del método de formación de los padres si deciden optar por el diálogo y el ejemplo, lecciones en lugar de castigos y calidad de tiempo en familia.

 Ahora, si usted por el contrario es testigo o conoce de algún caso de maltrato contra un menor, lo que le corresponde hacer es denunciar. La denuncia permite conocer lo que ocurre con el niño y ayudarlo a superar el momento de violencia y sancionar al agresor.

 Solo la presunción de la falta o delito es motivo de denuncia por parte de cualquier ciudadano; luego corresponderá a las autoridades competentes evaluar el caso y sancionar.
 
Algunos avances
Actualmente en Iquitos, en los distritos de Mazán, Napo y Torres Causana, el proyecto Aprendiendo y Ayudando del MIMP promueve una mejora de las condiciones de desarrollo de las niñas y niños de 0 a 8 años con acceso a protección y atención para vivir en un ambiente sin violencia.
 
Esta iniciativa espera convertirse en una política nacional en la que se eduque a los padres en el proceso de formación y atención de sus hijos.
 
Por otro lado, el plan de incentivos municipales permite que todo municipio cuente con una Demuna. Estas entidades  tienen la función de emprender acciones de prevención, de atención cuando ya se vulnera el derecho del menor y hacer vigilancia. Si el alcalde cumple con las metas, el MEF le asigna mayores recursos .
 
Un error en el que incurren las autoridades locales es que con cada nueva gestión, las personas a cargo de las Demunas son sacadas de sus cargos pese a estar capacitadas.    

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