domingo, 22 de febrero de 2015

Reconocer tempranamente los síntomas de un ataque cerebrovascular y recibir atención profesional pueden evitar graves secuelas.
Suplemento Domingo.- Los accidentes cerebrovasculares, conocidos comúnmente como derrames cerebrales son episodios críticos. El accidente cerebrovascular isquémico es el más común, y es causado por la obstrucción brusca de un vaso sanguíneo en el cerebro. Está relacionado con factores de riesgo como la edad avanzada, hipertensión arterial, diabetes mellitus, arterioesclerosis, insuficiencia cardiaca, tabaquismo, obesidad, entre otros.

Nadie está libre de algún evento cardiovascular, más aun si hay factores de riesgo asociados. Artistas con importantes trayectorias –como Gustavo Cerati, quien lamentablemente sufrió un accidente cerebrovascular– probablemente podrían evitar este tipo de desenlaces si identificaran los factores de riesgo. 
El exlíder del grupo Los Prisioneros, Jorge González, también sufrió un ACV, pero este fue de menor intensidad. En su caso, fue muy importante que recibiera atención especializada casi de inmediato. Es clave que exista mayor conocimiento de los signos de alarma. 
Los síntomas más frecuentes son: pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, parálisis en la cara, y dificultad para hablar. Ante estos, se debe llevar inmediatamente al paciente a un servicio de emergencia capacitado, ya que “tiempo es cerebro”. Si el paciente es atendido dentro de las 3 a 4 horas de iniciados los síntomas, existe la posibilidad de disolver el trombo obstructivo con un medicamento conocido como “trombolítico”, pudiendo incluso no quedar secuelas en el paciente. 
Hay que tener en cuenta que drogas como la cocaína pueden afectar los vasos sanguíneos e impedir el flujo de sangre al cerebro, provocando un accidente cerebrovascular. Igualmente el  consumo de cigarrillos y alcohol van dañando los vasos sanguíneos. 

En cuanto a la prevención, esta se puede realizar identificando y controlando los factores de riesgo cardiovascular, como diabetes, hipertensión arterial, colesterol elevado, control de azúcar en la sangre, etc. No sólo son suficientes los fármacos que el médico prescribe, el paciente debe colaborar llevando una vida sana. Asimismo se debe fomentar campañas educativas a nivel nacional para que la gente reconozca tempranamente los signos de alarma.

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