lunes, 11 de mayo de 2015

Cortauñas, rasuradoras, cepillos dentales, utensilios de pedicure y manicure, piercing, tatuajes, entre otros


Agencia Andina.- Uno de los caminos más cortos para contraer enfermedades tan graves como las hepatitis B y C es el uso de un cortauñas infectado, de una rasuradora en esas mismas condiciones o por compartir los utensilios para las tan populares manicures y pedicures.


Todos estos instrumentos deberían ser de uso personal; sin embargo, la gente lo comparte sin problemas y sin tener en cuenta el peligro al que se exponen, afirmó la especialista de la Unidad de Hígado del Hospital Arzobispo Loayza, Adelina Lozano.
 
En efecto, un inofensivo cortauñas puede haber sido contaminado con la sangre de una persona infectada con los virus que producen esas enfermedades, lo mismo que puede pasar con el instrumental usado para los piercing o tatuajes. La vía de conducción son los fluidos corporales y se trata de enfermedades más contagiantes que el propio Sida.
 
Inclusive la saliva puede ser un medio de contagio si la persona está agudamente enferma y el mal se encuentra en un punto muy crítico. Si se trata de la etapa crónica, la carga viral disminuye y el riesgo puede no ser tan grande.

A  juicio de la especialista, la vacuna debe ser el principal medio de protección contra la hepatitis B, por lo que un paciente  de 50 años con hígado graso debe ser inmunizado inmediatamente para no empeorar su situación
 
“Si mandáramos a vacunar a todos los adultos probablemente la historia sería otra y no tendríamos gran cantidad de casos en 10 años”, anotó.
 
Un grupo en riesgo son los diabéticos pues si contraen daño renal y terminan requiriendo hemodiálisis, pueden contagiarse la enfermedad en las máquinas contaminadas. Igualmente, si viajan y sufren algún evento que les obligue a una transfusión de sangre en algún lugar donde esta no esté bien controlada pueden contraer el virus.
 
Lozano explicó que la diferencia entre las hepatitis B y C es el tipo de virus que la causa y que en el caso de esta última no hay vacuna, debido a que una fracción de este es mutante, al igual que el virus que causa el Sida. La hepatitis C también es crónica y puede provocar cirrosis  y cáncer de hígado, indicó la médico.
 
Explicó que si la hepatitis B se contrae en fase adulta solo a un 10% de los pacientes se le hace crónica y derivará hacia la cirrosis, en cambio si se trata de la hepatitis C, el 80% lo hará crónica y puede llegar a la cirrosis. En caso se contraiga más allá de los 40 años, el riesgo de desarrollar fibrosis es mayor.

La fibrosis es la presencia de material colágeno entre las células de hígado que afecta a ese órgano y disminuye las funciones de laboratorio del cuerpo humano, en la desintoxicación y procesamiento de sustancias.

Cabe anotar que la vacuna contra la hepatitis B es gratuita. Se aplica en tres dosis y se encuentra contemplada en el esquema de vacunación que aplica el Ministerio de Salud.
  
Hepatitis autoinmune

Existe también una clase de hepatitis poco conocida pero igualmente peligrosa si no se detecta a tiempo. Se trata de la hepatitis autoinmune, enfermedad que se hereda no necesariamente de los padres sino también de algún miembro de la familia.

La especialista detalló que este mal ataca generalmente a mujeres jóvenes que si son tratadas a tiempo pueden ser controladas. De lo contrario, la mortalidad es alta porque esta enfermedad puede derivar en cirrosis.

Los síntomas de la hepatitis autoinmune como la fatiga, y el malestar general son inespecíficos pues pueden ser confundidos con otros problemas de salud. Por esa razón, dijo la médico, es practicarse los exámenes necesarios para descartar un aumento de la transaminasa, enzimas que se encargan de varios procesos en el hígado.

Finalmente, la especialista informó que también existe la hepatitis A que contraen generalmente los niños por algunas costumbres antihigiénicas y que no deja huella en el hígado, por lo cual no es peligrosa.

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