martes, 26 de mayo de 2015

Alarmante. OjoPúblico confirmó que la falta del fármaco –recetado para el tratamiento de unos 220 mil pacientes bipolares en el Perú– podría prolongarse por los próximos meses. Ministerio de Salud acepta que hay un quiebre en la cobertura del medicamento luego de que el laboratorio Teva Perú decidiera dejar de producirlo por no ser rentable para sus intereses.
Elizabeth Salazar Vega
ojo-publico.com
 
Diario La República..- Tres pastillas al día, 21 a la semana, 84 al mes. Es la dosis de carbonato de litio que Lorena, una joven limeña de 23 años, consume para compensar el desbalance químico cerebral que la empuja a raptos de euforia en los que cree dominar el mundo o a crisis de depresión que la impulsan a morir. Ella padece trastorno bipolar –como otras 220 mil personas en Perú, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud– y en las últimas semanas no encuentra una sola tableta de litio en la clínica a la que está afiliada, ni en farmacias de diferentes distritos, ni en el hospital público al que su médico le sugirió ir con una receta de contrabando.
 
OjoPúblico, luego de conocer este y otros casos, recorrió las farmacias de los principales hospitales y clínicas de Lima, entrevistó a funcionarios del Ministerio de Salud (Minsa), de la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas (Anacab) y a pacientes que dependen de este antipsicótico que se vende en cajas de 100 pastillas a 87 y 102 soles en el sector público, pero que puede llegar a costar el triple en un centro privado. La conclusión fue alarmante: el sistema de salud mental del Perú atraviesa por una etapa de desabastecimiento de litio.
 
El principal proveedor de este medicamento para el sector público y privado, la farmacéutica Teva Perú de capitales israelíes, confirmó que dejó de producirlo aunque no detalló desde cuándo. “El fármaco ya no está en los planes de producción de la empresa porque el costo no sustenta su fabricación. Hay 50 productos más que no se seguirán elaborando”, dijo el laboratorio a través de su área de Servicio al Cliente. La respuesta, recabada para este reportaje, ya era preocupante.
 
“Es cierto, hay un quiebre en el abastecimiento del fármaco”, añadió Jenny Castro Li, directora de Acceso y Uso de Medicamentos de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), órgano técnico del Minsa. La escasez de carbonato de litio, un estabilizador del ánimo producido por Teva Perú y también por los laboratorios Farmindustria, IQFarma (pero en menores cantidades y previo pedido), se prolongaría durante los próximos meses.
 
Grecia Heredia de Anacab –asociación que agrupa a las distribuidoras Inkafarma, Arcángel, Fasa, BTL, Mifarma, Boticas y Salud, y Punto Farma–, confirmó que la ausencia del medicamento empezó a sentirse hace tres meses. “En febrero nuestros asociados nos avisaron de la falta de litio, pero hace un mes recibimos la comunicación oficial de los laboratorios. Ninguna de nuestras cadenas tiene las tabletas, ni de marca ni genérico, y no sabemos cuándo llegará un nuevo lote”, dijo a OjoPúblico. Sin embargo, la crisis empezó oficialmente el 23 de abril último.
 
LAS EMPRESAS DE LITIO
 
Aquel día los funcionarios de la Digemid citaron en su oficina de San Miguel a los representantes de Teva Perú y de los laboratorios nacionales Farmindustria e IQFarma, para confirmar la veracidad de una perturbadora llamada telefónica que recibieron un mes antes desde el hospital Honorio Delgado, especializado en atender casos de salud mental en el país: “Ya no hay a quién comprarle litio”, fue el escueto mensaje que dejó un directivo del nosocomio ubicado en Lima Norte. 
 
La cita duró dos horas. En ella Teva Perú –que el 2011 compró al laboratorio peruano Infarmasa, el mayor proveedor de litio del país– informó que ya no producía su fármaco de marca Litocarb y dijo que si volvía a fabricarlo sería en el 2016. En tanto, sus competidores, Farmindustria e IQFarma, dejaron entrever que no tenían lotes suficientes de sus marcas, Prolix y Carbonato de Litio en genérico, respectivamente, para reemplazar la demanda que cubría la israelí. Aún así, los tres laboratorios parecían coincidir en el mismo punto: no era rentable producir este medicamento para el Estado porque los precios fijados para su venta son bajos.
 
El cónclave quedó registrado en el acta “Reunión sobre limitada oferta de medicamentos esenciales”, en la que se concluyó “la asequibilidad limitada del litio en el sector público y la no disponibilidad en el privado”. Tras la cita quedó claro que los laboratorios no tenían obligación de informar al Minsa cuando retiran un producto básico del sistema de salud mental. Ni siquiera cuando se trata de litio, que tiene una demanda de dos millones de tabletas al año solo en los hospitales del Estado y del Seguro Social.
 
“Esta situación es por culpa del fabricante [Teva Perú]”, dijo Jenny Castro, de la Digemid. La funcionaria también contó que la excusa de esta empresa para eliminar el Litocarb del mercado fue que estaba remodelando su planta. Otra fue la versión del laboratorio: “el producto está descontinuado por temas de rentabilidad”, dijeron en el área de Servicio al Cliente. OjoPúblico se comunicó con dos funcionarios de Teva Perú, el director de Ventas, Jorge Curto, y su representante en la cita con el Minsa, William Urcohuaranga. El primero no respondió y el segundo guardó silencio.
 
EL PAPEL DEL ESTADO
 
El retiro del Litocarb del mercado sería un asunto solo del sector privado si el Minsa hubiera abastecido con anticipación a sus hospitales. El problema en el sector público empezó luego de que el Estado declaró desiertas las licitaciones que iban a cubrir la demanda de litio para todos sus hospitales el 2014 y 2015, debido a que ninguna de las tres farmacéuticas se presentó a los concursos. Según fuentes en dicho sector, no existió un plan de contingencia para cubrir la producción del fármaco y cada hospital tuvo que gestionar compras menores a IQFarma para abastecerse cada mes.
 
Una vocera de Farmindustria que pidió no ser identificada dijo que ningún laboratorio nacional quiere vender litio de forma masiva al Estado porque los precios fijados no cubren sus costos de producción. “Nos ponen un valor de 0.10 por pastilla, los pagos son tardíos y el plazo para presentar las ofertas es muy corto. Son reclamos que el sector Salud conoce desde el 2012 y no los ha resuelto”, advirtió la fuente. 
 
IQFarma –aunque dice estar distribuyendo litio en el sector público, según sus voceros– oficialmente vendió su último lote al Estado en diciembre del 2012, el mismo que fue agotado en abril del 2014. Desde entonces los hospitales estatales empezaron a compartir sus reservas y a comprar unidades cada vez más escasas a dicho laboratorio. Poco después, los pacientes de los nosocomios de salud mental Honorio Delgado y Larco Herrera empezaron a notar la escasez en sus instituciones, pero no se alarmaron porque podían comprar Litocarb de Teva Perú en las boticas. Hoy ya no lo encuentran en ningún lugar. 
 
En un recorrido por distintos hospitales del Minsa en los últimos días solo fue posible conseguir litio en las farmacias del Dos de Mayo y del Hermilio Valdizán, cuyas cajas se dosifican como agua en sequía.
 
SALUD MENTAL EN RIESGO
 
En la reunión convocada por Digemid, la representante de Farmindustria admitió que solo poseía 500 cajas de litio bajo la marca Prolix, un lote que apenas alcanza para cubrir la dosis promedio de la misma cantidad de pacientes en 30 días. Recién a fin de este mes confirmarán si pueden o no asumir la nueva demanda, ya que además tienen problemas para importar la materia prima de este medicamento.
 
Los hospitales de Essalud en Lima, según sus voceros, se proveen de Litocarb y no reportan escasez del medicamento a la fecha, pero cuando nos enviaron el detalle de sus reservas vemos que cada nosocomio tiene entre 9 y 29 cajas de Litocarb. El hospital Edgardo Rebagliati de Jesús María sí está al límite: apenas tiene 32 pastillas. Lo grave es que el seguro social desconoce del retiro de este medicamento del mercado. 
 
“A mi sobrino le han recetado 200 pastillas de litio y hoy he vuelto a venir, como cada mes, para que me adelanten 30 más. En los otros dos hospitales nos pidieron regresar a fin de mes porque de repente el producto llega para esa fecha”, cuenta Néstor Rojas mientras intenta comprar medicamentos para su pariente en el Hermilio Valdizán. La Digemid asegura que la crisis se superará a mediados de año. 
 
No obstante, el desabastecimiento ya juega en contra de la estabilidad mental de miles de pacientes. Según Juan Manuel Yori, presidente de la Asociación Psiquiátrica Peruana, cada usuario reacciona distinto ante la falta de litio, pero bastarían solo dos semanas sin medicación para que una persona que sufre trastorno bipolar colapse. El tiempo corre y no hay solución a la vista.
 
“Los laboratorios deberán informar”
 
Jenny Castro, directora de Acceso y Uso de Medicamentos de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), dijo a OjoPúblico que están preparando una directiva para obligar a los laboratorios a informar cuando decidan retirar un producto del mercado, sobre todo si este se encuentra en la lista de medicamentos esenciales del sector salud. “También estamos evaluando ampliar el registro sanitario para que más empresas entren a competir porque no queremos crear un monopolio”, agregó.
 
Para la funcionaria de Digemid la solución a corto plazo es que los hospitales continúen gestionando compras de menor cuantía a IQFarma, la farmacéutica que produce litio genérico, aunque reconoce que esto solo podrá cubrir la demanda de una semana o un mes, y siempre que dicha empresa cuente con los insumos para abastecer los nuevos pedidos. “Solo nos queda esperar que los dos laboratorios restantes aceleren sus ciclos de producción para cubrir la brecha que se ha creado”, sostiene Castro.
 
CLAVES
 
Aunque la web del Observatorio de Precios de la Digemid indica que hay litio en las clínicas Maison de Santé, Internacional, Peruano Japonesa y San Felipe, en las farmacias de estos centros privados lo niegan. 
 
Tampoco hay la marca de Farmindustria, Prolix, que, según la misma web, debía hallarse en las boticas Inkafarma y Neosalud, y en el hospital Dos de Mayo. 

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