Por: Mariela Luján
Diario Trome.- El trastorno afectivo estacional, más conocido como depresión de invierno, se desencadenaría por la respuesta del cerebro ante la disminución de la luz natural. Investigadores de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, afirman que esto estaría relacionado con dos sustancias químicas específicas del cerebro: melatonina y serotonina.
Estas ayudan a regular los ciclos de sueño-vigilia, y el estado de ánimo. Así, al no haber suficiente luz en invierno el cerebro lo interpreta como hora de descanso y por tanto disminuye la energía para realizar las labores diarias.
A PREVENIR
El consumo de una dieta equilibrada, la reducción del consumo de cafeína y la práctica de ejercicios ayudan a prevenir la depresión de invierno, así como pasar el mayor tiempo posible al aire libre, porque –incluso cuando está nublado– la luz de la calle es mayor que en el interior de un edificio.
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