Las personas que sufre de vigorexia se alejan de sus círculos sociales, porque están disconformes con su cuerpo.
La doctora Beatrice Macciotta Felices, psiquiatra del Departamento de Salud Mental del Hospital Edgardo Rebagliati de EsSalud, explicó que hay una moda por obsesionarse con el cuerpo, lo que lleva a buscar formas fáciles de mejorar sus músculos recurriendo a hormonas y anabólicos, que causan grave daño a la salud.
“Cuando se llegan a extremos podemos ver estos cuadros, los jóvenes que padecen este trastorno se obsesionan con tener cuerpos perfectos y le dedican mucho tiempo a actividades físicas, y en ese afán por tener masa muscular compran o adquirir sustancias como los anabólicos”, dijo.
Las personas que sufre de vigorexia se alejan de sus círculos sociales, porque están disconformes con su cuerpo.
Dijo que el consumo de anabólicos ocasiona conductas violentas, depresión, insomnio, cuadro de psicosis, delirio, agresión e incluso conducta homicida, y/o suicida. Señaló que a nivel fisiológico causa acné e hipertrofia prostática.
“A veces pueden darse cuadros de agitación. Las personas se vuelven violentas, agreden verbal y física a sus parejas, inclusos tienen cuadros de paranoia. Se han visto casos de abusos de esteroides que están relacionados a los suicidios”, anotó.
La especialista pidió a la familia estar atentos de la conducta de sus hijos para detectar o prevenir este trastorno, el cual puede ser tratado a través de antidepresivos y sicoterapias.
“Hay casos tratados en EsSalud que no requieren internamiento, por tanto se realizan actividades de consulta externa con los familiares, porque muchas veces el motivo por el que traen a los pacientes no son por la vigorexia, sino por las consecuencias”, dijo.
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