lunes, 30 de noviembre de 2015

Por: Maritza Llanos
Diario Trome.- Desde hace mucho tiempo se tiene la costumbre de limpiar los oídos con los famosos hisopos de algodón. En realidad, dicha práctica solo nos provocará heridas traumáticas e inflamatorias y, en casos extremos, sordera. Recordemos que la función de la cera (o cerumen) es proteger esa zona del cuerpo de insectos, polvo y gérmenes del ambiente.

“Al introducir el hisopo, lo único que se está logrando es dañar la piel del conducto auditivo externo y la membrana timpánica. La gente debe entender que los oídos tienen un mecanismo de autolimpieza y solitos botan el exceso de cera”, señala Julio Esquicha, médico otorrinolaringólogo de la Clínica Javier Prado.
¿CÓMO LIMPIAR?
- Retira el exceso de cera que queda en la parte externa del conducto auditivo con la ayuda de una gasa o pañito húmedo. Hazlo con cuidado, no presiones.
- Cuando te bañes, trata que el agua fluya por tus oídos (no debe entrar). Esto afloja la cera del exterior y hace que se desprenda.
- El hisopo solo debe ser usado para limpiar el pabellón de la oreja.
CONSEJO DE ORO
No metas nada al conducto auditivo. Olvídate de los palitos de fósforo, ganchitos negros o tus propios dedos para retirar la cera. De hacerlo, estarás permitiendo el ingreso de bacterias y gérmenes.

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