jueves, 14 de abril de 2016

Salud en Casa.- La artritis, ese enemigo que se instala en las articulaciones produciendo dolor e inflamación, es una enfermedad autoinmune difícil de combatir. La terapia estándar que se aplica a los pacientes artríticos consiste en combinar dos o más medicamentos tradicionales con pequeñas dosis de corticoides. Sin embargo, alrededor de 3 de cada 9 pacientes no responde adecuadamente a este tratamiento tradicional, con lo cual la destrucción articular progresa y puede llevar a la discapacidad.


Por esa razón se han desarrollado las terapias biológicas, que atenúan los síntomas y detienen la progresión de la enfermedad. “En 16 años de experiencia utilizando medicamentos biológicos en artritis reumatoide y otras enfermedades reumáticas he visto cómo los pacientes vuelven a sus actividades laborales y familiares, recuperan su autoestima y el bienestar de sus familias”, dice al respecto el doctor doctor Boris Garro, reumatólogo de la Clínica de Día Jockey Salud y de la Clínica Delgado y docente de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

“Hay muchos testimonios del excelente resultado, siempre y cuando se haga una gestión del riesgo antes, durante y después del tratamiento”, añade Garro.

¿En qué consiste esta alternativa terapéutica? Se trata de los inhibidores del llamado factor de necrosis tumoral alfa, este es el responsable de provocar la inflamación en las articulaciones y otros órganos y tejidos del cuerpo. Al actuar directamente sobre el sistema inmunológico, los inhibidores del factor de necrosis tumoral logran detener el daño articular, con lo cual la progresión de la enfermedad se hace más lenta.

En comparación con los fármacos convencionales, los medicamentos biológicos actúan más rápidamente y alivian el dolor, la rigidez y la inflamación, reduciendo la característica incapacitante del mal.

Una ventaja adicional de estos fármacos es la mejor experiencia de  posologia, pues pueden ser administrados por vía subcutánea hasta una vez al mes en el caso de algunos de estos fármacos. La aplicación la puede realizar el propio paciente, siempre y cuando haya un consentimiento previo así como un adiestramiento y supervisión por parte del médico tratante.

La adherencia al tratamiento garantiza la efectividad y resultado del mismo, con lo cual mejora la calidad de vida de los que padecen artritis reumatoide. Aplicar el medicamento una vez al mes facilita al paciente adherirse a largo plazo y mantener estable su organismo.

Estas terapias también son exitosas para el tratamiento de pacientes con artritis psoriásica, espondilitis anquilosante y colitis ulcerativa, todas ellas enfermedades que generan un proceso inflamatorio crónico a partir de una alteración en el sistema inmunológico del paciente.

Recordemos que la artritis reumatoide es una enfermedad sistémica que puede producir anemia, aumenta el riesgo cardiovascular y trae consigo una alta predisposición a desarrollar infecciones. Además, aumenta la posibilidad de tener Linfoma no-Hodgkin, hay una mayor frecuencia de osteoporosis y es más probable que la vida útil del paciente se vea reducida. Un diagnóstico temprano y una terapia adecuada son las mejores herramientas para combatirla.

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