lunes, 6 de marzo de 2017

Jaime Bedoya reflexiona sobre la pregunta que le hizo una congresista fujimorista a la Ministra de la Mujer.

El Comercio.pe.- Un parentesco semicircular hermana manifestaciones humanas aparentemente antagónicas, como deberían serlo la estupidez y la inteligencia. Esta consanguineidad oblicua se manifiesta silvestre en momentos mágicos, que son tales en la medida en que sus protagonistas ignoran el prodigio del que son motor y motivo, intoxicados de una alquimia propia que hace del zonzo un genio, y viceversa.

Ser testigo de un evento así es comparable a presenciar el florecimiento de una puya Raimondi, momento para el que se dice hay que esperar cien años. El Congreso de la República, felizmente, es más pródigo y generoso.
La semana pasada, conforme se ampliaba el espacio entre maxilares de la señora congresista Nelly Lady Cuadros para dejar libre el paso a la emanación sonora de un pensamiento que estimaba digno de hacerse público, una expectativa silenciosa adicta a la vergüenza ajena anticipaba con salivación la barbaridad inminente. Ese gozo existe.
“Señora ministra, ¿usted nació mujer?”, preguntó la susodicha congresista demoliendo paradigmas racionales, convenciones semánticas y presupuestos semióticos. Acometía en este vórtice conceptual, detalle hermoso, en nombre de la lucha contra una ideología que no existe. Era como oír a un esquizofrénico hablando mal de su otro yo. Con el añadido vértigo propio de un concepto en la periferia de la lógica.
Pero transcurrido el estupor, se instaló el asombro: tal vez la congresista no se expresaba en términos racionales sino mágicos. Tal vez no quería respuestas, esperaba revelaciones. No buscaba biología, sino espíritu.
A eso apunta la milenaria tradición oriental del kōan, técnica de preguntas capciosas de inspiración zen que premia intuición antes que literalidad. En este cuestionamiento antirracional el maestro educa y perfila la sensibilidad del alumno, enseñándole a ver más allá de lo evidente, descartando lo obvio.
El más famoso kōan pregunta cuál es el sonido de una sola mano aplaudiendo. El segundo más conocido viene de Occidente y le da título a esta columna. Hubiera sido inmejorable repregunta de la congresista acerca de la realidad cromosomática de la ministra.
Lo que debe entenderse es que preguntas como estas no encuentran contestación alguna en la racionalidad. En ello reposa la enseñanza incomprendida detrás de la indagación cósmica de la congresista Cuadros. No existe respuesta correcta ni incorrecta a su pregunta, ni a ninguna otra que el Estado peruano le pague por hacer o responder.
Como por ejemplo la interrogante “¿Usted nació idiota?”. A la que sería perfectamente válido responder: “Nací congresista”.
Nadie en su sano juicio podría objetar tal réplica.

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