lunes, 17 de abril de 2017

Ong Vida también afirma que a esto se suma la basura tirada a los cauces.

Agencia Andina.- Los residuos de construcción constituyen la principal fuente de contaminación en los ríos de la costa peruana lo que, sumado a la basura que se arroja a ellos, ocasiona los desbordes, dijo el presidente de la ONG VidaArturo Alfaro Medina.


“Si bien es cierto las construcciones en los cauces de los ríos son riesgosas, más peligroso es el arrojo de los desechos”, anotó el abogado y ecologista en diálogo con la Agencia Andina.

Indicó que lamentablemente los ríos de la costa se han convertido en botaderos de desechos de la construcción, una realidad que calificó de penosa, pues esto genera que disminuya la profundidad del cauce y se origine un desborde. 

Alfaro Medina puso como ejemplo el caso del río Chillón, que a pesar de que su cauce final es limpiado continuamente por las autoridades del Callao, siempre tiene problemas porque otras municipalidades de los distritos que recorre la corriente como Carabayllo permite que se arroje desmonte y desechos de construcción.

“Basta observar la cuenca del Chillón que se ha desbordado en la parte alta y en general, todos los cauces y somos culpables porque permitimos que se arrojen esos residuos de construcción y de basura, con las consecuencias ya conocidas", sostuvo el especialista. 

 A ello se suman los invasores de terrenos quienes desvían y tapan las acequias para vender los terrenos, y cuando vienen las lluvias, el agua busca la salida y termina en desborde.
 
Alfaro Medina recordó que a pesar que existe el Reglamento para la Gestión y Manejo de los Residuos de las Actividades de la Construcción y Demolición”, aprobado en febrero del 2013, este es “letra muerta”.

Sin embargo, informó que algunos municipios están reglamentando el tema de residuos de la construcción como Bellavista, donde el vecino paga una cantidad y la municipalidad recoge los restos de alguna obra de construcción menor realizada en casa. 

Precisó que el reglamento señala que los municipios deben ayudar a los vecinos a deshacerse del desmonte y disponerlo en lugares autorizados. La norma también señala que deben existir escombreras, pero no hay un número suficiente en el país.  

Actualmente, se utilizan algunas autorizadas por la Municipalidad de Lima, que están camino a Cieneguilla, en Ate y La Molina; así como dos ubicadas en Ventanilla, aunque no todas las escombreras cumplen los requisitos exigidos por la norma.

“Falta fiscalización y sanción. No se decomisan los vehículos, ni existe una acción efectiva de la autoridad. Hemos visto como se hizo en la Costa Verde, sin que le pase nada a nadie, a pesar de estar prohibido”, indicó. 

Recordó que todas las constructoras, desde las más grandes a las pequeñas, dejaron sus desmontes en el mar; sin embargo, a partir del reglamento tienen más cuidado en no hacerlo. Los distritos de San Miguel y Magdalena son un ejemplo de ello, así como el Callao.

“En la zona de Oquendo, en el Callao, pueden verse los cientos de metros ganados al mar con desmonte en los últimos años. Como les prohibieron en Magdalena y San Miguel, fueron a botarlo al Callao”, indicó.

“La policía ecológica ha ido pero siguen haciéndolo. A pesar que existe una ley que lo prohíbe.  Luego es un delito ambiental pues al botar desmontes al mar, se está contaminando. Muchas leyes sancionan estos hechos con multas administrativas e incluso con cárcel”, concluyó Alfaro.

ANDINA

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